NUEVA YORK.- La niña Dulce Carvajal comparte el cambio drástico de vida que ha sufrido junto con sus dos hermanos desde el 17 de agosto del año pasado cuando su madre, Amanda Morales, decidió no asistir a una audiencia en la corte de inmigración y en su lugar se refugió en Holyrood Church, de Washington Heights.
Apenas tiene 10 años pero Dulce entiende perfectamente la lucha de su madre. “Mi mamá iba a ser deportada por el Sr. Trump porque él no quiere a las personas sin papeles en los Estados Unidos”, cuenta la niña en un documental producido por Cinthya Santos Briones, Laura Gottesdiener y Malav Kanuga de The Nation.
El corto documental fue presentado por Juan Carlos Ruiz, uno de los líderes de New Sanctuary Coalition de Nueva York, como una muestra de la crisis, aunque no es nueva, que viven las familias indocumentadas ante la mano dura migratoria del presidente Trump. Actualmente hay tres madres latinas y sus hijos nacidos en Estados Unidos refugiados en iglesias de Nueva York, que forman parte de un aproximado de 40 familias en 25 estados del país, indicó Ruiz durante el foro “Santuario Transnacional”, que llevó a cabo el Instituto Hemisférico de Performance y Política en conjunto con la Universidad de Nueva York.
La red actualmente está integrada por 1.800 iglesias, sinagogas y templos, lo que demuestra el ecumenismo y la virtud multiconfesional del movimiento.
La pequeña Dulce cuenta que al principio estaban asustados porque la iglesia es grande y a veces tenebrosa, además su papá tuvo que irse. Pero también han recibido muchas atenciones de los feligreses como celebrar sus cumpleaños y asistir a un programa after school donde aprenden a cantar y a tocar instrumentos.
“Como coalición nosotros no recomendamos a las familias que tomen refugio en iglesias, porque es una interrupción completa en sus vidas. Pero también es una muestra de las mujeres en el frente de lucha, ellas quieren proteger a sus familias”, dijo el activista, cofundador del Migrant Ministry for Diocese of Paterson, la parroquia flotante de Nuestra Señora de Guadalupe, la cual se transportaba de acuerdo a las necesidades de la comunidad migrante.
Junto a Ruiz, los reverendos Renee McKenzie y John Fife, de Church of the Advocates (Pensilvania) y Southside Presbyterian Church (Tucson, Arizona) respectivamente, hablaron de sus perspectivas sobre el rol de sus ministerios en el presente y el pasado. La reverenda McKenzie acogió a la señora Carmela Apolonio Hernández y a sus cuatro hijos, a quienes les fue denegada una petición de asilo y ordenaron su deportación a México.
Fife, por su parte, recordó los primeros pasos del Movimiento Santuario en los años 80 en la frontera sur y cómo a pesar de que el Gobierno amenazó con procesarlos judicialmente, pasaron de acciones consideradas como “desobediencia civil” a una iniciativa civil que ha trascendido con el tiempo. Ellos ayudaron a indocumentados a cruzar la frontera y los albergarron en iglesias y en sus casas. “Como mexicano, opino que el gobierno no es nuestro amigo, tenemos que desmantelar ese mito de que nos va a proteger”, añadió Ruiz.
El reverendo Fife dijo que el actual Movimiento Santuario ha resurgido y está siendo dirigido por una una fuerza secular amplia. “Universidades, estados y ciudades dirigen el movimiento que tiene como base a organizaciones basadas en la fe, tres veces más grande de lo que era al principio”.
Aunque los estados y ciudades que se autodenominan “santuario” están en la mira del Gobierno Federal que amenaza con recortes presupuestarios y lleva a cabo agresivos operativos de inmigración, Fife sostuvo que existe “un movimiento lo suficientemente fuerte para, una vez más, ser un actor de resistencia”.
Santuarios transnacionales
Otro ejemplo de santuarios transnacionales en Nueva York son siete comunidades mexicanas de origen indígena -entre mixtecas, náhuatls y tlaxcalas-, las cuales enfrentan muchos desafíos para navegar el sistema educativo, salud y migratorio.
Marco Castillo, representante de la Asamblea Popular de Familias Migrantes, explicó que la iniciativa NewYorkTlan trabaja para ayudar a la reunificación familiar, educación, cultura, derechos legales y económicos de los miembros de estas comunidades asentadas en los cinco condados de la ciudad.
Explicó además que en los próximos 10 años, cientos de miles de mexicano-americanos creciendo en esta ciudad demandarán servicios a ambos lados de la frontera. “Es crítico comenzar un diálogo con instituciones locales para imaginar un futuro donde las escuelas, hospitales, identidad, servicios sociales y justicia puedan fluir entre dos sistemas separados, sin comprometer o perder derechos”, puntualizó.