SAN DIEGO .- Un grupo de veteranos de guerra deportados protestaron el martes 4 por su situación con una marcha en el cruce fronterizo de San Ysidro, que conecta San Diego (California) con Tijuana (México), con motivo de la celebración en Estados Unidos del Día de la Independencia.
La intención de estos antiguos combatientes era crear conciencia sobre sus casos, pues, aseguran, fueron pieza clave para mantener la libertad en EE.UU. al arriesgar su vida en diferentes guerras y ahora están prácticamente olvidados.
La agrupación “Unified U.S. Deported Veterans” convocó este marcha especialmente en honor a veteranos deportados fallecidos recientemente lejos de su hogar y sus familias como Héctor Barrios, Gonzalo Chaidez, Juan José Montemayor y José Solorio.
Héctor López, director de la agrupación, aseguró que desde que abrieron sus oficinas a unos pasos del cruce fronterizo hace tres meses han atendido a cinco personas en esta situación.
“Incluso estamos ayudando a veteranos norteamericanos que llegan a México porque no les alcanza en Estados Unidos para vivir, muchos llegan con adicciones y les damos la atención que ellos requieren”, aseguró el mexicano.
En 2016, había cerca de 300.000 veteranos no nacidos en EE.UU. viviendo en el país, de los cuales, cerca de 97.000 no tienen ciudadanía estadounidense, según un reporte publicado el año pasado por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU).
Aunque no existe un número oficial de cuántos veteranos han sido deportados, los activistas calculan que podrían ser miles.
Los veteranos, tuvieron la promesa de naturalización tras haberse enlistado en las Fuerzas Armadas, pero debido a una serie de fallas burocráticas no recibieron ciudadanía, señala el informe.
López, de 50 años, entró ilegalmente a Estados Unidos con sus padres cuando tenía 3 años, estuvo en el Ejército de 1982 a 1988 y fue deportado tras cumplir una sentencia de cuatro años en prisión por un crimen de drogas.
Otro de los veteranos que acudió a la marcha, Manuel Valenzuela, participó en la Guerra de Vietnam de 1971 a 1972 y ha iniciado una campaña de apoyo a todas las agrupaciones de veteranos deportados para conseguir que regresen a Estados Unidos.
Para ello, han contribuido para que se hayan presentado en el Congreso varios proyectos de ley, dijo Valenzuela, que al igual que muchos veteranos sufrió síndrome de estrés postraumático, que lo llevó a consumir drogas y alcohol, por lo cual también enfrenta la posibilidad de ser deportado en septiembre próximo.
Estas iniciativas de ley buscan frenar la deportación de veteranos y permitir el reingreso de aquellos que hayan sido dados de baja con honores y no hayan cometido delitos graves.
No obstante, a pesar de que esas propuestas permiten que el tema de veteranos deportados sea llevado a debate, se requiere apoyo y consenso bipartidista para que tengan éxito en el proceso legislativo.
Los veteranos cuentan con el apoyo de un grupo de congresistas, algunos de los cuales les visitaron en Tijuana a comienzos de junio pasado para conocer de primera mano su situación.