WASHINGTON.- El plazo que dio el Gobierno para renovar el plan migratorio DACA acaba esta medianoche y lo hace entre presiones de grupos progresistas y conservadores para que el Congreso apruebe una ley que dé residencia a los jóvenes indocumentados, conocidos como “soñadores” (dreamers).
El presidente, Donald Trump, anunció el fin del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) el 5 de septiembre y, desde entonces, el Gobierno ha recibido unas 60.000 solicitudes de renovación, según datos facilitados a Efe por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS).
Solo han podido renovar los “soñadores” que tenían un permiso de DACA que expiraba entre el 5 de septiembre y el 5 de marzo de 2018, la fecha tope que Trump ha dado al Congreso para aclarar la situación de los jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos de niños.
En total, el plan DACA, proclamado en 2012 por el expresidente Barack Obama, benefició a 800.000 jóvenes indocumentados, una cifra que ha ido descendiendo y actualmente se sitúa en 690.000 “soñadores”, quienes aún tienen un permiso para trabajar temporalmente y no ser deportados, según datos de USCIS.
El balón está ahora en el tejado del Congreso, que se encuentra dividido en líneas partidistas, pues los demócratas quieren aprobar una ley que sirva solo para dar residencia a los “soñadores”, mientras que la mayoría de los republicanos condicionan su ayuda a la obtención de fondos para reforzar la seguridad fronteriza.
Precisamente, un grupo conservador, el Foro Nacional de Inmigración, celebró hoy un foro en Washington en el que se unieron personalidades del mundo empresarial, legisladores conservadores y líderes evangélicos para debatir sobre propuestas que incluyan una solución para los “soñadores” y un aumento en la seguridad.
“Ellos son estadounidenses, no en nombre porque no tienen los papeles, pero los que crecieron aquí, los que se educaron aquí, los que ya están contribuyeron económicamente y culturalmente, nosotros estamos buscando una solución legislativa para ellos”, dijo a Efe la portavoz del Foro Nacional de Inmigración, Cathleen Farrell.
Este grupo fue fundado en 1982 y entre los miembros de su Junta directiva se encuentra Jeb Bush, Jr., nieto del expresidente George H. W. Bush (1989-1993) e hijo del exgobernador de Florida Jeb Bush, quien se enfrentó a Trump en las primarias del Partido Republicano y proponía una reforma migratoria.
Mientras este grupo celebraba su foro, varios legisladores del ala más progresista del Partido Demócrata se manifestaron a los pies del Congreso junto a decenas de “soñadores”, entre pancartas con mensajes como “Aquí estamos y no nos vamos” o “Protejan a los soñadores”.
“Es inaceptable, la perspectiva política que han diseñado y que parte de la premisa de ‘ellos contra nosotros’ y que busca perpetuar el odio y las divisiones en un país que fue fundado en torno al concepto de unidad”, consideró durante la protesta la senadora Kamala Harris, que representa a California.
Harris y otros legisladores demócratas, como Luis Gutiérrez, exigieron al Congreso aprobar una ley “limpia”, sin incluir cláusulas sobre el aumento de la seguridad fronteriza o la construcción de un muro con México, como proponen algunos republicanos.
Actualmente en el Congreso hay varias propuestas legislativas entre las que figura el “Dream Act”, una ley que cuenta con el apoyo de legisladores de ambos partidos y que podría beneficiar a 3,4 millones de personas, según cálculos del Instituto de Política Migratoria, un grupo progresista.
Entre aquellos que se beneficiarían de esa ley figura el mexicano José Palacios, quien llegó a EEUU con 3 años y, aunque cumplía muchos de los requisitos de DACA, no pudo beneficiarse del programa porque estaba trabajando de manera irregular y no tenía documentos para demostrar que tenía empleo, una de las cláusulas del plan.
Palacios, de 25 años, participó en la manifestación frente al Congreso porque quiere una auténtica reforma migratoria que permita a otros indocumentados, como a su madre, obtener la residencia.
“Lo que queremos es un ‘Dream Act’ limpio, no quiero vender a mi comunidad por un sueño mío, no estamos aquí para negociar nuestros sueños y cambiarlos por el futuro de ellos”, subrayó Palacios.
El Congreso se planteó, por primera vez, la situación de los “soñadores” en 2001 con el “Dream Act” y, en 2013, estuvo cerca de regularizar su situación mediante una reforma migratoria, que acabó bloqueada en el Congreso y habría beneficiado a buena parte de los once millones de indocumentados que viven en el país.