PANAMÁ.- El Gobierno panameño informó hoy de que culminó la repatriación voluntaria de todos los cubanos que se quedaron varados en el país en su camino hacia Estados Unidos tras el cambio de la política migratoria estadounidense hacia Cuba.
El Servicio Nacional de Migración repatrió la noche del miércoles a los últimos 55 cubanos que se encontraban desde el pasado abril en un albergue estatal en los Planes de Gualaca, ubicado en la provincia occidental de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica, explicó este jueves el Ministerio de Seguridad.
Los migrantes cubanos fueron llevados al albergue de Gualaca en abril, tras permanecer un par de meses en unas instalaciones de la Pastoral de Cáritas, situadas en la capital panameña, “que no reunía condiciones adecuadas”, apuntó la institución.
Las repatriaciones voluntarias comenzaron a finales del pasado agosto gracias a un acuerdo sobre deportaciones alcanzado en febrero entre las autoridades de ambos países.
Este acuerdo, añadió el comunicado, ofrece la posibilidad a los cubanos repatriados de tramitar en un futuro una visa en el Consulado panameño en La Habana, “que les permita convertirse en comerciantes entre ambos países, como ya lo hacen cientos de cubanos que viajan regularmente a Panamá para realizar compras en la Zona Libre de Colón”, la zona franca más grande del hemisferio.
“A todos los migrantes que se encontraban en Caritas se les dio la misma oportunidad de acogerse a esta alternativa, pero muchos decidieron salir de Caritas por sus propios medios y seguir su camino hacia EE.UU., a pesar del cambio de política de pies secos, pies mojados anunciado en enero del presente año”, recordó el ministerio panameño.
A principios del pasado enero, EE.UU. anunció el fin de la política “pies secos/pies mojados”, que se adoptó en 1995 y que daba a los cubanos la posibilidad de obtener la residencia permanente un año después de llegar a territorio estadounidense, incluso si lo hacían ilegalmente, siempre que no fueran interceptados en el mar.
El paso de cubanos por Centroamérica es un fenómeno que ha crecido en los últimos años con el deshielo entre La Habana y Washington.
Panamá recibió en 2016 más de 27.000 migrantes irregulares, muchos de ellos cubanos, aunque también haitianos, africanos y asiáticos, que entraron por la selva del Darién, frontera natural con Colombia, en su tránsito hacia EE.UU., según datos oficiales.