CIUDAD DEL VATICANO.- El canciller mexicano, Luis Videgaray, pidió hoy que se realicen esfuerzos para firmar a final de este año el Pacto Mundial de la ONU sobre protección de migrantes y refugiados y lamentó que Estados Unidos lo haya abandonado.
“Estamos trabajando (…) para llegar este año al Pacto Mundial para la inmigración, que será la primera vez que habrá un instrumento de gobernanza global en esta materia tan importante”, dijo Videgaray a los medios, al margen del II Coloquio de la Santa Sede-México sobre Migración Internacional celebrado en el Vaticano.
Videgaray señaló que “la Santa Sede y México” han compartido la necesidad de respetar “los derechos humanos y la dignidad de los migrantes” más allá “del estatus legal que tengan en el país en el que se encuentran”.
Lamentó que Estados Unidos haya renunciado a formar parte del Pacto de la ONU, pero afirmó que “hay un enorme consenso a nivel global sobre la necesidad de que haya un instrumento de gobernanza, de buenas prácticas”.
“Las puertas siempre estarán abiertas para que Estados Unidos se sume eventualmente a este pacto”, añadió.
Consideró que este acuerdo debe respetar los “derechos humanos” tener “una clara perspectiva de género, que atienda a los grupos vulnerables, a los niños y adolescentes”, y establecer “la norma de darles los servicios básicos, con independencia de su situación migratoria”.
En su discurso de apertura del evento, el ministro de Exteriores dijo que México ha sido tradicionalmente un país de inmigrantes, pero más recientemente se está convirtiendo en un estado de tránsito de personas procedentes de Guatemala, Honduras y El Salvador que quieren llegar a Estados Unidos.
Respecto a la administración estadounidense, criticó que en los últimos tiempos se está dando una serie de “prácticas” que preocupan “de manera particular” al Gobierno de Enrique Peña Nieto.
“Nos preocupan y nos ocupan las políticas y expresiones antiinmigrantes que hoy emanan desde Washington. Reconocemos plenamente el derecho que un país como Estados Unidos tiene como nación soberana a definir sus propias reglas, sus leyes y sus políticas migratorias”, admitió.
Pero matizó que “este derecho soberano que tiene cualquier país no puede estar por encima de los derechos humanos ni de la dignidad de las personas”.
Señaló que en Estados Unidos hay actualmente “12 millones de mexicanos” que “contribuyen a esa sociedad trabajando, estudiando, aportando a la cultura y a la comunidad”.
Y manifestó que el Gobierno mexicano está dispuesto a desplegar “todas sus capacidades para defender la dignidad y los derechos humanos de los migrantes en Estados Unidos”.
También recordó que en los últimos tiempos México ha recurrido “a los foros multilaterales, convencido de que es en estos espacios donde debe resolverse el problema de la cuestión migratoria”, como la ONU, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Organización de Estados Americanos.
El canciller fue el encargado de leer las conclusiones de esta reunión y dijo que los Estados deben respetar “los derechos humanos y la dignidad de las personas que se desplazan”.
“México no cree en los muros, México cree en los puentes que se construyen sobre los pilares del respeto mutuo y el derecho internacional”, recalcó.
El secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, quien también participó en el encuentro, criticó “la falta de disponibilidad de muchos países a conciliar las justas demandas de la soberanía nacional con la urgente necesidad de responder a nivel mundial a las razones de quien es obligado a abandonar el propio país”.
Lamentó que ciertos Estados apliquen políticas que “se oponen a la llegada de migrantes incluso antes de que venga establecido su derecho a la protección” y evidenció la necesidad de que la comunidad internacional trabaje para actuar en las naciones de origen de los migrantes y evitar que tengan que abandonar sus hogares.
El subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría mexicana de Relaciones Exteriores, Miguel Ruiz Cabañas Izquierdo, defendió el pacto de la ONU para la migración como un “instrumento flexible, visionario y práctico”.
A su juicio, es prioritario “cambiar la visión actual de la migración en el mundo” para dejar de rechazar al extranjero y comprender que “la inmigración hace enormes contribuciones al desarrollo económico y a la economía global”.