WASHINGTON.- Los inmigrantes indocumentados no es el grupo demográfico más propenso a denunciar casos de discriminación, sino que son los jóvenes estadounidenses de origen hispano, según un estudio publicado hoy por la revista especializada Social Science Research.
La investigación, realizada en la universidad Penn State (Pensilvania) y dirigida por los profesores de sociología y demografía Nancy Landale y Ralph Salvador Oropesa, se basó en las respuestas de 1.275 personas de origen mexicano y centroamericano de Los Ángeles y más de 500 adultos blancos no latinos.
Los jóvenes latinos nacidos en Estados Unidos aseguraron haber encontrado el mayor nivel de discriminación tanto en contextos interpersonales como institucionales.
“Estos resultados nos ayudan a entender el estado de la creciente población latina en Estados Unidos y lo que significa ser un ciudadano del país. Abordan lo que significa sentirse excluido en la sociedad y sentir que las oportunidades importantes están bloqueadas debido a tu raza o etnia”, explicó Landale.
Según el estudio, la percepción de la discriminación se explica porque la perspectiva de asimilación clásica sugiere que a medida que los inmigrantes se adaptan al nuevo país, la población nativa les acepta más y permite su integración en la cultura de acogida.
Sin embargo, la perspectiva de la resistencia étnica indica que a medida que los inmigrantes pasan más tiempo en el país de acogida, se vuelven más conscientes de su lugar en la jerarquía social y desarrollan una “conciencia étnica” para interpretar los actos de discriminación.
“Esta teoría puede ser válida para los latinos nacidos en Estados Unidos, si su exposición a la sociedad estadounidense, de por vida, va acompañada de oportunidades limitadas para la movilidad ascendente”, mantuvo Landale.
Por ello, los mayores sentimientos de discriminación, tanto en contextos interpersonales como institucionales, se hallaron en jóvenes latinos varones nacidos en Estados Unidos, mientras que los inmigrantes hispanos, independientemente de su estatus legal, e incluso los nacidos en el país, de mayor edad, reportaron menores niveles de discriminación.
“Los jóvenes latinos nacidos en Estados Unidos tienen mayores expectativas de inclusión que otros grupos hispanos y una mayor conciencia del trato injusto y las oportunidades vetadas. En consecuencia, es más probable que reporten haber experimentado más discriminación incluso que los inmigrantes indocumentados”, sostuvo la investigadora.
El 74 % aseguró que sufre al menos un tipo de tratamiento discriminatorio cotidiano, como ser tratados con menos cortesía o respeto que otras personas, recibir un peor servicio en restaurantes o tiendas, ser tratados como menos inteligente o deshonestos o ser temidos, insultados, amenazados o acosados.
Entre el 11 y el 16 % de las interacciones discriminatorias mensuales destacaron el tratamiento con menos cortesía que a otros, con menos respeto y con un menosprecio a su inteligencia.
Por su parte, casi una de cada diez prácticas se centraron en la percepción de un despido injusto o la negación de un ascenso, mientras que el 14 % de las ocasiones respondieron a prácticas policiales abusivas.
Además de la etnia, el estudio subrayó que las circunstancias demográficas, socioeconómicas y de inmigración pueden favorecer la exclusión.
Por ejemplo, los hispanos que no hablan inglés y viven en la pobreza tienen más posibilidades de sufrir actos discriminatorios o de lidiar con ellos con más frecuencia que las personas que conviven con una única circunstancia desfavorable.
El género, sin embargo, ocupó un lugar ambiguo en las perspectivas sobre la asimilación y la discriminación percibida ya que, por una parte puede “duplicar el riesgo” y por la otra la etnia puede anular la estigmatización por ser mujer.
De las 1.275 personas de origen mexicano y centroamericano con que se efectuó el estudio, 406 eran nacidos en Estados Unidos, 514 se habían hecho ciudadanos o eran residentes legales, y 355 eran indocumentados.