CHICAGO.- La indocumentada mexicana Francisca Lino perdió la última apelación para permanecer en Estados Unidos, junto a sus seis hijos y su esposo ciudadano, y declaró que está dispuesta a recurrir a medidas extremas, como buscar refugio en una iglesia metodista de Chicago.
“Voy a resistir hasta el último momento y haré lo que sea para quedarme con mis hijos”, dijo Lino, de 50 años, quien ha vivido indocumentada en este país durante 18 años y desde el 2005 ha luchado contra la deportación.
Un juez de inmigración dictaminó en una audiencia realizada que Lino tendrá que abandonar el país el 25 de agosto y dejar atrás a su familia.
“Sentí que todo se me venía encima”, afirmó sobre ese momento.
“Me da tristeza lo que están haciendo conmigo. No soy criminal, no soy terrorista, soy madre de hijos ciudadanos y mi esposo es ciudadano”, declaró en una conferencia de prensa.
Consultada sobre las posibles medidas extremas que considera, dijo que está dispuesta a buscar santuario en la iglesia Adalberto, a la que concurre asiduamente y la misma donde se refugió durante un año la activista Elvira Arellano, entre 2006 y 2007.
Arellano, convertida en la abanderada de los indocumentados por su resistencia a la orden de deportación, fue enviada a México en 2007 y se radicó en Michoacán.
Hace tres años regresó a Estados Unidos con una visa humanitaria, pidió asilo y ahora aguarda una cita en septiembre ante un juez de inmigración para presentar su caso.
Jacobita Alonso, pastora de la iglesia Adalberto, fue cauta sobre el posible refugio y sus consecuencias, en particular a la luz de los ataques lanzados por el presidente Donald Trump contra los santuarios.
“El santuario en la iglesia es una posibilidad, pero todavía es muy pronto para decidirlo”, declaró a Efe.
“Hay mucha desesperación, ella no quiere ser separada de su familia, pero tenemos que evaluar el impacto que tendría una resistencia de ese tipo”, señaló.
Britzy Lino, de 16 años, dijo que la idea de perder a su madre la “aterroriza”, a pesar de que el tema ha sido discutido largamente en familia.
“Ese muy difícil imaginar mi vida sin mi madre”, dijo la joven, que tiene una hermana melliza.
El abogado de Lino, Chris Bergin, dijo por su parte que “la última opción es política” y buscará apoyo de legisladores de Illinois para gestionar una ley privada que proteja a Lino, algo que sin embargo ve “más difícil” bajo la administración de Trump.
Lino fue detenida por primera vez en 1999 y deportada cuando regresó ilegalmente a los EE.UU, pero volvió a cruzar la frontera a los pocos meses.
En el año 2005 se presentó a una audiencia en Chicago para obtener la residencia, por estar casada con un ciudadano estadounidense, y permaneció detenida durante 21 días.
Desde entonces ha permanecido en el país sobre la base de apelaciones anuales, con el apoyo de figuras políticas como el congresista demócrata por Illinois Luis Gutiérrez.
Debido a que tiene seis hijos ciudadanos de edades entre 15 y 27 años y es el sostén principal de la familia, porque su esposo Diego Lino sufrió un derrame cerebral, la orden de deportación fue postergada varias veces, hasta la vigencia de las órdenes ejecutivas de Trump, que aumentaron y aceleraron las expulsiones.
En la audiencia de hoy las autoridades de inmigración le retuvieron el boleto de avión de regreso a México que Lino debió presentar como garantía de que se irá del país voluntariamente el 25 de agosto.
Dos días antes tendrá que presentar su pasaporte en regla para viajar, informó a Efe la pastora Alonso.