LOS ÁNGELES, CA.- La indignación por la separación de familias indocumentadas en la frontera sur ha impulsado el movimiento que pide abolir el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), así como colocar la idea incluso en el debate electoral de cara a los comicios del próximo noviembre.
Durante meses la organización Socialistas Democráticos de América (DSA, por sus siglas en inglés) ha impulsado una campaña para desintegrar a la agencia, a la que califican como una máquina de odio que aterroriza comunidades y no tiene ningún control.
“ICE existe solo para cazar personas sobre la base de cruzar una línea imaginaria al servicio de una agenda de supremacía blanca, ICE tiene que ser abolido”, dijo a Efe Brandon Rey Ramírez, miembro del comité de DSA en Los Ángeles.
La idea de desintegrar la agencia ganó adeptos en las últimas semanas, en medio del rechazo generalizado a la política de “tolerancia cero” con la inmigración ilegal que la Administración de Donald Trump ha impulsado, y que criminaliza a los indocumentados detenidos y propició con ello la separación de más de 2.000 niños de sus progenitores.
Miguel Tinker Salas, profesor de Historia y Estudios Latinoamericanos en Pomona College California, asegura que el Gobierno de Trump sobrevaloró su posición y no pensó que su decisión catapultaría a sus enemigos ideológicos.
“Esas imágenes de niños solos llorando tocaron lo más profundo de la conciencia de los estadounidenses, y seguramente le va a costar en las elecciones de medio termino, tremenda ironía”, sostuvo Tinker Salas en declaraciones a Efe.
En ese escenario, la idea de abolir ICE se robusteció al punto de que el congresista por Wisconsin Mark Pocan presentó la semana pasada una propuesta de ley en el Congreso para abolir la agencia, a la que dieron su apoyo otros legisladores.
“Desafortunadamente, el presidente Trump y su equipo de nacionalistas blancos, incluido Stephen Miller, han abusado tanto de ICE que la agencia ya no puede cumplir sus objetivos de manera efectiva”, dijo Pocan al presentar su iniciativa.
En la misma línea, algunos candidatos al Congreso como Alexandria Ocasio-Cortez, que ha hecho historia al ganar las primarias demócratas con tan solo 28 años, se han sumado al llamado para cerrar la agencia.
En una entrevista al medio “The Intercept”, la hispana mostró su preocupación de que ICE pertenezca al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y por tanto “no responda al Departamento de Justicia” (DOJ), lo que a su juicio da pie a poca transparencia y demasiada concentración de poder.
Tinker Salas explica que así como los legisladores y candidatos, los ciudadanos también han comenzado a entender el poder y el dinero que en los últimos años ha acumulado esta agencia federal, que cuenta con más de 20.000 empleados.
“Si a esto le sumamos que (la secretaria de Seguridad Nacional) Kirstjen Nielsen politizó la agencia, las criticas se han agudizado”, añadió.
La controversia ha proseguido luego de que 19 agentes del departamento de investigación de ICE remitieran una carta a Nielsen en la que le sugieren que parta esta agencia, dado que el énfasis en el control migratorio propugnado por la actual Administración hace más difícil la lucha contra el terrorismo, la pornografía y otros aspectos ligados a la Seguridad Nacional.
Antes de la creación de ICE en el año 2003, el que manejaba los asuntos de Inmigración era el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), que estaba bajo la supervisión del DOJ.
El presidente Trump ha querido ser parte del debate por la abolición de ICE y en un mensaje en su cuenta de Twitter dijo que “la izquierda liberal, también conocida como los Demócratas, quiere deshacerse de ICE, que hace un trabajo fantástico y quiere Fronteras Abiertas. ¡El crimen sería desenfrenado e incontrolable!”.
A pesar del respaldo del presidente, las protestas delante de las diferentes sedes de esta agencia no han cesado en las últimas semanas y hoy mismo un grupo de líderes religiosos y activistas bloqueó la entrada del edificio de ICE en Los Ángeles, mientras que 35 personas fueron arrestadas en una protesta en Connecticut y activistas de Portland, en Oregón, planean una nueva acampada.
La activista Marú Mora Villalpando asegura por su parte que en Seattle no se rendirán hasta que los dueños del edificio donde la agencia tiene sus oficinas los expulse.
Para Octavio Pescador, investigador y profesor de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), este es un momento histórico que marcará el comienzo de un cambio.
“Los estadounidenses saben que son una nación de justicia y libertad y que no encarcela niños inocentes, y esto va a tener consecuencias por generaciones”, vaticinó Pescador.