DENVER, CO.- Más de 400 dirigentes cristianos de Estados Unidos, agrupados en la Mesa Evangélica de Inmigración, afirmaron hoy que los recortes al programa de refugiados por parte del Gobierno Trump afectan la libertad religiosa a nivel global, debido al rechazo de refugiados huyendo de persecuciones religiosas.
En rueda de prensa telefónica, los dirigentes evangélicos lamentaron que para el actual año fiscal se haya fijado un límite “históricamente bajo” de sólo 45.000 refugiados y, aún peor, sólo la mitad de esos refugiados han llegado a Estados Unidos, “a pesar del número sin precedentes de refugiados en todo el mundo”.
Los dirigentes recordaron que el 7 de agosto pasado enviaron una carta a altos funcionarios del Gobierno en la que pedían que mantenga la histórica tradición del país de “ofrecer un lugar seguro a personas que escapan de persecuciones religiosas”.
Por eso pidieron una mayor aceptación de “refugiados de todo origen, incluyendo cristianos y de otras minorías religiosas”.
“Este es un momento importante en la historia de nuestro país cuando la Administración federal debate cómo responder a la crisis global de refugiados. A la vez, sólo 22.000 refugiados llegaron a Estados Unidos durante el último año fiscal (octubre 2017 a septiembre 2018), es decir, un 75 % menos que el año anterior”, lamentó Jenny Yang, del grupo World Relief.
“Esos cambios impactan a las comunidades más vulnerables de todo el mundo. Cerrarles la puerta a los refugiados no es una respuesta humanitaria y puede tener consecuencias duras para la seguridad nacional y para la política externa de Estados Unidos”, opinó.
Por su parte, Galen Carey, de la Asociación Nacional de Evangélicos, expresó que desde el final de la Segunda Guerra Mundial “proteger a los refugiados más vulnerables” ha sido una de las principales preocupaciones de los evangélicos estadounidenses.
Y eso significa, indicó Carey, proteger los derechos humanos de esos refugiados, mantener a las familias unidas y fomentar la paz en los lugares de los que los refugiados deben huir.
Además, dijo, se les debe dar la oportunidad “de reconstruir sus vidas en un país en el que puedan vivir y rezar en paz”, sean de Myanmar (de donde el 70 % de los refugiados son cristianos), o de Sudán o Cuba.
Y Nathan Bult, de Servicios Cristianos Bethany, pidió al Gobierno que, “en medio de la peor crisis de refugiados en la historia”, EE.UU. no se distancie de la situación mirando sólo las cifras, porque “cada número es un nombre y una persona”.