AUSTIN, TX.- Casi uno de cada cuatro inmigrantes indocumentados que viven del lado estadounidense de la frontera con México sufren algún tipo de trastorno mental, especialmente depresión o ansiedad, según un estudio que publicó la Universidad Rice de Houston (Texas, EE.UU.).
“Las estimaciones obtenidas sobre depresión y trastornos de ansiedad fueron considerablemente más altas en esta población -indocumentada cerca de la frontera- en comparación con las estimaciones para la población general de Estados Unidos”, apuntó en un comunicado la autora principal, Luz Garcini.
El equipo de Garcini encontró que el 23 por ciento de los indocumentados adultos que viven en zonas fronterizas sufren un trastorno mental, principalmente trastorno depresivo mayor (14 %), trastorno de pánico (8 %) o ansiedad generalizada (7 %).
En comparación, tan solo el 7 % de la población estadounidense padece un trastorno depresivo mayor y el 3 % padece de trastorno de pánico y/o trastorno de ansiedad generalizada, según datos extraídos de la Encuesta Nacional de Comorbilidad.
“Los trastornos pueden ser comórbidos; es decir, una persona puede cumplir los criterios de uno o más trastornos”, aclaró en declaraciones a Efe Garcini.
Esta es una de las conclusiones de “Trastornos mentales entre inmigrantes indocumentados mexicanos en vecindarios de alto riesgo”, cuya versión completa aparecerá en la próxima edición de la revista mensual Journal of Consulting and Clinical Psychology, una publicación de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, en sus siglas en inglés).
Entre los factores estresantes diarios de estas personas descritos por los autores se incluyen la estigmatización, la barrera del idioma, el miedo a la deportación, la separación familiar y la discriminación.
“Desafortunadamente, existen muchos obstáculos para el acceso a los servicios de salud mental para los inmigrantes que viven en el país sin documentación”, lamentó la investigadora, que recomendó “replantear procedimientos” para crear soluciones basadas en datos y crear nuevas alternativas para facilitar el acceso y la provisión de este tipo de servicios.
“Tenemos que encontrar una solución para proteger sus derechos humanos y reducir las disparidades de salud mental en estas comunidades”, añadió.
El estudio utilizó una muestra de 248 personas indocumentadas con una edad media de 38 años que han vivido cerca de la frontera con México durante unos diez años.
“Se necesitan más investigaciones y fondos para documentar los efectos devastadores del contexto sociopolítico actual sobre la salud mental de los inmigrantes que viven en nuestro país”, concluyó Garcini.