WASHINGTON.- La Patrulla Fronteriza detuvo en la frontera entre EE.UU. y México a 21.659 individuos durante el mes de junio, lo que supone un descenso del 53 % con respecto al mismo periodo del año anterior, según datos publicados hoy por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
La reducción de aprehensiones en junio sigue a múltiples descensos interanuales en los meses anteriores, lo que muestra una bajada de la llegada irregular de inmigrantes desde Centroamérica y México a Estados Unidos desde la llegada al poder, el 20 de enero, del presidente Donald Trump.
Algunos expertos han bautizado este fenómeno como “efecto Trump” y consideran que la retórica del mandatario ha intimidado a los inmigrantes y les ha obligado a permanecer en casa.
“El descenso de las detenciones no es un accidente”, dijo en abril al Senado el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, quien atribuyó la bajada a las políticas adoptadas por su Gobierno y las promesas de Trump de frenar la inmigración irregular y construir un muro entre México y EE.UU.
Según los datos hechos públicos, la cifra de 21.659 detenciones es la más baja, al menos, desde 2012.
Supone un descenso del 53 % con respecto a junio del año pasado, cuando hubo 45.722 arrestos, una cifra superior a 2015 y que recordó al pico de 2014, cuando miles de niños procedentes del Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras) llegaban solos a EE.UU. tras un largo y peligroso viaje.
En ese momento, en junio de 2014, hubo 66.541 arrestos en la frontera de México y Estados Unidos, lo que supone casi tres veces más detenciones que en junio de este año.
En esta ocasión, durante junio de este año, llegaron a Estados Unidos 1.961 niños no acompañados, lo que supone un aumento con respecto a mayo (1.480) y abril (997).
Hubo también en junio un aumento del 9 % en el número total de llegadas de inmigrantes indocumentados al país con respecto a mayo, cuando 19.962 individuos fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza frente a los 21.659 que fueron arrestados en el último mes.
Las tendencias históricas muestran que suele haber un incremento en la llegada de inmigrantes indocumentados a Estados Unidos entre los meses de febrero y julio, por lo que podrían producirse mayores subidas en los meses siguientes, cuando las condiciones climáticas favorecen el camino al norte.
No obstante, las cifras de llegadas se mantienen bajas con respecto a los años anteriores.
A pesar de que algunos expertos y el propio Gobierno atribuyen los descensos interanuales a las nuevas medidas de Trump, otros grupos dedicados al estudio del continente americano, como la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), piden prudencia y aconsejan ver los datos desde una perspectiva histórica.
Según un informe publicado en abril por WOLA, el cambio en las cifras es “demasiado extremo para ser estable”.
La organización pronostica nuevas subidas de detenciones en los próximos meses debido a que la violencia de las bandas y del crimen organizado sigue azotando a Centroamérica y continúa siendo un importante “factor de empuje” para que los centroamericanos decidan huir de sus países y emprender el camino al norte.
Además, el lucrativo negocio de los “coyotes” o “polleros” que ayudan a viajar a los inmigrantes no ha cesado.
Al contrario, según apunta WOLA, los “coyotes” pueden usar la retórica de Trump para mostrar a los centroamericanos la necesidad de contratar sus servicios para esquivar a las fuerzas de seguridad de México y de Estados Unidos, así como para sobrevivir a la amenaza del crimen organizado.
Coincidiendo con la llegada a EE.UU. de miles de niños centroamericanos, el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto proclamó en julio de 2014 el plan “Frontera Sur”, destinado reforzar la seguridad en los límites de México con Guatemala y Belice y que ha hecho que México supere a Estados Unidos en número de deportaciones.
Debido al incremento en la vigilancia, los inmigrantes eligen cada vez rutas más peligrosas para llegar a Estados Unidos, lo que les hace vulnerables a extorsiones, secuestros y hasta asesinatos por parte de carteles del narcotráfico, como Los Zetas, que cada vez dominan más rutas migratorias.