El Arzobispo de Boston en Estados Unidos, Cardenal Seán O’Malley, aseguró que el gobierno de su país está obligado a detener los problemas de los inmigrantes hispanos y las deportaciones, mientras que la Iglesia Católica debe levantar la voz en su defensa.
En entrevista concedida al Denver Catholic el 28 de mayo y al ser preguntado sobre el mensaje que puede darle a los inmigrantes que temen ser deportados, el Cardenal afirmó que “la esperanza es que hay muchísimas personas que ya se dan cuenta de la necesidad de tener una legislación más justa y una apertura y un camino para las personas que no tienen documentos”.
“El Presidente (Trump) dijo que cuando lograran cerrar la frontera y deportar a los criminales, él iba a tratar a los indocumentados que están aquí con misericordia. Espero que esto sea pronto”, resaltó.
El Purpurado dijo además que “el gobierno debe tener una política que favorezca a las familias y que tome en cuenta las situaciones de muchos indocumentados que han sido muy trabajadores y que han aportado mucho al país y hablar de ellos como si fueran todos delincuentes es muy injusto y así la Iglesia, que siempre ha sido una Iglesia de inmigrantes, tiene que levantar la voz en defensa de los indocumentados”.
Para apoyar esa idea, el Arzobispo aseguró que “más del 60% de los inmigrantes que están indocumentados llevan más de 10 años y muchos de ellos tienen hijos ciudadanos americanos. Muchos tienen su casa propia comprada aquí”.
En ese sentido, dijo que se necesita “urgentemente una nueva legislación” para enfrentar “los desafíos de inmigración”.
“Deberíamos tener cuotas más generosas y visas de trabajo para los que quieren venir a trabajar en el sector agrícola para que estén con sus familias. Ahora hay muchas personas atrapadas y no pueden volver a sus familias ni re entrar para la próxima cosecha”, añadió.
El Cardenal O’Malley recordó que los presidentes George W. Bush y Barack Obama intentaron resolver el problema a través de propuestas de ley, pero no se logró.
“Así han pasado tantos años y esto se hace más urgente que nunca. Hay que resolver los problemas de la gente y parar estas deportaciones”, enfatizó.
El Arzobispo de Boston reconoció que ve “a la comunidad hispana creciendo, numerosa y activa”, y admira su “entusiasmo, religiosidad popular, valores de familia, trabajo y participación”.