NUEVA JERSEY.- Hace unas semanas, Elizabeth Vilchis junto a un grupo de Dreamers, fue invitada a una función especial de la obra “Latin History for Morons”, creada y protagonizada por el actor John Leguizamo, quien afirma haberse inspirado en la falta de latinos en el material de la clase de historia de su hijo.
Para Elizabeth, o Liz, como la llaman sus amigos, fue como hacer un alto para reflexionar sobre su historia personal y como ella dice, “para retomar fortaleza en este momento tan difícil para la causa de los Dreamers”.
“Por mucho tiempo he sentido que tengo que hacer cosas para demostrar que merezco estar aquí. Como la obra lo muestra, tenemos tanta historia desde los nativos americanos que fueron exterminados… los inmigrantes europeos hicieron un buen trabajo eliminando su legado”, afirmó.
Liz nunca se da por vencida, pero sus opciones legales para permanecer en el país ante la inminente cancelación del programa DACA, son muy limitadas y difíciles. “He pensado irme a Europa, pero no porque me hayan sacado o porque esté huyendo sino por voluntad propia. Dice que en México vive su abuelo, tienen una casa y terreno para sembrar… pero su mirada está en otra dirección.
El despertar de una activista
La familia de Liz decidió emigrar de una población ubicada en el centro de México cuando ella tenía 7 años. “Mis padres decidieron dejar México después de que la economía colapsó en 1994. Mi familia estaba luchando para satisfacer las necesidades básicas. Durante mucho tiempo, todo lo que recuerdo haber comido fue tortilla con sal. Mi familia decidió venir a los Estados Unidos porque sabían al menos que no tendrían que preocuparse de dónde vendría nuestra próxima comida”, contó.
En México, Liz fue criada por su mamá y su abuelo. “Cuando era niña, tuve una libertad increíble. Podía ir a cualquier lugar, desde los campos donde mi familia recogía tomates, a cualquier casa en nuestro pequeño pueblo. Desde temprana edad, era buena en matemáticas y mis maestros me enviaban a otras ciudades para competir”, recuerda.
En ese entonces solamente tenía un hermano menor, la familia creció y en total son cuatro hermanos, dos de los cuales nacieron en Estados Unidos. Han vivido en Ridgewood, Nueva Jersey.
Debido a que ni los padres ni los hermanos mayores tenían estatus migratorio, siempre vivieron con temor de ser deportados y por lo mismo, no tenían permiso de socializar con otras personas. Pero Liz decidió dejar de enfocarse en esas limitaciones y ver las oportunidades. Fue entonces cuando se fijó que las noticias hablaban de una escasez de talentos en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), un campo en el que ella siempre se ha destacado.
“Fui a la escuela pública en Yonkers. Asistí a CUNY City College en Harlem, donde obtuve una Licenciatura en Ingeniería mecánica (B.E.). Mi primer trabajo fue para mi profesor de secundaria, que era arquitecto. Dibujaba planos de planta en AutoCAD”, contó.
En ese entonces, su hermano ya era activista de la organización New York State Immigration Coalition. “Lo vi a él en un documental y entonces me involucré en el activismo y comencé a ser más visible”, afirmó.
El periódico The New York Times publicó un artículo sobre los importantes aportes de los Dreamers a la economía y escogió a Liz como una de las protagonistas. A raíz de eso le propusieron aplicar para formar parte de un panel en la cadena noticiosa CNN sobre inmigración, en el cual la joven tuvo un tenso intercambio con el senador republicano Rick Santorum, quien le dijo que regresara a México.
“Yo sentí que él no me valoraba como persona, que es tan fácil para él decir: ‘tú creciste aquí pero ahora vete a otro lugar’. Eso es no tener corazón”, dijo luego la joven dreamer en entrevista con el periodista de Univisión Jorge Ramos.
El incidente la marcó en tres aspectos: “Primero, fue solo después del programa que me di cuenta de que acababa de salir como una persona indocumentada en la televisión nacional y que el 90% de las personas que me conocían no lo sabía hasta entonces. Al entrar en el programa, todo lo que podía pensar era cuán enferma y cansada estaba de ser tratada como menos que un ser humano por mi estatus migratorio. Sentí que independientemente de cuánto le había devuelto a este país, nunca sería aceptada y después de 20 años de esperar una respuesta, estaba lista para tomar mi futuro en mis propias manos.
Segundo, durante el intercambio con Santorum, me di cuenta de lo incultos que son la mayoría de los miembros del Congreso sobre las leyes de inmigración. Tenían un conocimiento limitado de cómo varían las leyes de inmigración de los Estados Unidos por país. Se hizo claro que necesitaba centrarme en eso cuando hablé sobre el tema.
Tercero, después de regresar al público, recibí el apoyo de personas que habían expresado fuertes opiniones conservadoras. Dije algo que los hizo sentir empatía con mi situación. Eso, junto con el aliento de Michael Moore, quien estuvo allí esa noche, me hizo ver el poder de mi historia y la necesidad de compartirla con personas del otro lado del pasillo”.
Durante dos años Liz trabajó en el cuartel central de Samsung en Nueva Jersey y estuvo a cargo de un programa educativo STEM.
Ahora forma parte de organizaciones como fwd.us, United We Dream, Vote 4 Dream y LatinoTech, además de ser parte del directorio como fundadora de la empresa HOMERLogistics, una plataforma de financiamiento para restaurantes que cuenta con 1.000 empleados.
En perspectiva
Elizabeth Vilchis tiene permiso de trabajo hasta marzo de 2019. Está en busca de oportunidades que le ayuden a obtener experiencia en capital de riesgo e inversiones en tecnología para llevar a Europa, de ser necesario.
Después de 21 años de espera, dice que no volverá a trabajar fuera de los libros. Seguirá construyendo su carrera como independiente y reconoce que de quedarse en EE.UU., sus habilidades y experiencia serían explotadas porque no podría cobrar el valor que ello implica.
NOTA DEL EDITOR: Luego de haber publicado esta entrevista, se conoció que el senador por Nueva Jersey, Cory Booker, invitó a la dreamer Elizabeth Vilchis, al discurso del Estado de la Unión, del presidente Donald Trump.