Soldados deportados conmemoran en la frontera el Día de los Veteranos

veteranos deportados1Un grupo de veteranos deportados rinde honores a la bandera de México y Estados Unidos durante la celebración del Día de los Veteranos, evento realizado en la fronteriza ciudad de Tijuana, México. Foto Inmigración.com/ Manuel Ocaño/Archivo

FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS.- Desde territorio mexicano, apenas a unos pies de la frontera, un grupo de veteranos deportados conmemoró este fin de semana el Día de los Veteranos.

“Esto es lo más cerca a Estados Unidos que podemos llegar”, dijo a Inmigración.com el exmilitar Héctor Barajas, de la 89 brigada helitransportada y coordinador en Tijuana del refugio que ha ayudado a la mayoría de los soldados que han sido expulsados desde California.

Ahí, entre miles de carros a la espera para cruzar a California por San Ysidro, la garita más transitada en la frontera, Barajas y el ex infante de Marina Richard Ávila, desplegaron y doblaron la bandera de Estados Unidos, ante numerosos curiosos que les veían desde sus autos.

Participaron militares como Ávila, que fue parte de los marines entre 1972 y 1975, y Andy De León, quien se ofreció como voluntario para ir a la guerra en Vietnam, enviado a Alemania, y deportado a México, enfermo, después de vivir en California más de 50 años, desde que era un niño.

El grupo de veteranos, algunos acompañados de sus familiares, celebraron incluso una breve ceremonia de honores a la bandera estadounidense y posteriormente repartieron panfletos con su historia a los automóviles que hacían fila para cruzar el puesto fronterizo. Foto Inmigración.com/ Manuel Ocaño

También estuvo Manuel Orozco, que participó en el acto de los veteranos deportados antes de ir a un hospital en el poblado de Tecate, donde tenían programada una cirugía a su hermano Jaime –también veterano–, para tratar de salvarle la vida.

“Somos tres hermanos, Manuel, Jaime y Fernando. Los tres fuimos deportados. Mis dos hermanos participaron en la guerra en Corea, ellos ya están mayores”, dijo el exmilitar.

Participaron también algunos familiares de los soldados deportados.

Con megáfono en mano, Barajas, con su uniforme de la brigada de paracaidistas, dio las instrucciones en español y luego en inglés a los presentes.

Pidió solemnidad y como muestra de respeto al país que les recibió al ser deportados también hubo un lugar especial para la bandera mexicana.

Fue una ceremonia breve. “Con esto cumplimos nuestra parte como veteranos de las fuerzas armadas estadunidenses”.

Luego el grupo desplegó una manta con las fotografías y los nombres de siete veteranos que han fallecido en Tijuana después de ser deportados. Al pie de la manta la leyenda “Murieron en el exilio”.

Cada uno de ellos tuvo una historia de lucha durante su vida como veteranos deportados, que no es menos difícil que la de los miembros de las fuerzas armadas en el frente.

El gobierno de Estados Unidos no tiene cifras de los militares que han sido deportados, porque no lleva un seguimiento. Por lo general, las expulsiones las realizan oficiales de la oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) sin reportar que son veteranos militares.

Sin embargo, Barajas, el fundador de la Casa de Apoyo a Veteranos Deportados en Tijuana, también conocida como El Bunker, tiene una lista de 239 militares que han sido deportados a 34 países. Pero la mayoría está en México, por la estrecha relación de décadas.

Cuando con el paso de los años los veteranos deportados comienzan a sufrir pérdida de la salud, han contactado a la única institución dispuesta a ayudarles, el Departamento de Asuntos de los Veteranos, pero su buena voluntad choca con las limitaciones geográficas.

A Barajas, que no puede cruzar la frontera a Estados Unidos, le han calendarizado citas médicas en California; a otros veteranos sin recursos les han otorgado citas en la capital mexicana, a más de dos mil millas de distancia.

Este año el gobernador de California, Jerry Brown, otorgó perdón por delitos estatales que llevaron a la deportación a Barajas y otros dos exsoldados, con la intención de que, sin esos antecedentes, se les permita regresar con sus familias. Pero como su caso ha estado en manos de autoridades federales, falta que el perdón proceda a ese nivel.

Con la ayuda de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), Barajas y otros militares buscan que sus casos pasen de la oficina de Inmigración y Servicios de Ciudadanía (USCIS) a un tribunal donde puedan presentar sus argumentos y entonces quizás por fin volver con sus familias.