El Pentágono está considerando seriamente un programa para cancelar los contratos de reclutamiento de 1,000 indocumentados, que se enrolaron con la esperanza de servir a los Estados Unidos y regularizar su situación migratoria.
Esto podría colocar a esos jóvenes en peligro de deportación casi inmediata, informó The Washington Post, que citó un memo del Departamento de Defensa.
Aunado a ello, el secretario Jim Mattis buscará revisar los contratos de otros 4,100 miembros de la Defensa, la mayoría naturalizados estadounidenses, debido a “las restricciones legales” y al “monitoreo constante” que debe realizarse.
En 2009, la Defensa abrió un programa para aceptar a indocumentados que pudieran ofrecer un “valor agregado”, como conocimientos médicos y una segunda lengua, como ruso o mandarín, a fin de facilitar las operaciones militares en algunas regiones.
La principal preocupación, indica el memo, es que los inmigrantes tengan acceso a información clasificada que pudiera representar un riesgo a la seguridad nacional, tanto entre quienes esperan integrarse al ejército como quienes ya operan ahí.
Datos de The New York Times, indican que las minorías raciales tienen mayor presencia en el Ejército estadounidense, al aumentar 40 por ciento en los últimos 20 años, y en el caso de la Marina, uno de cada 13 es de origen extranjero.
Esta información salió a la luz luego tras el choque del destructor Fitzgerald donde murieron siete tripulantes, tres de los cuales eran inmigrantes.