Tras el anuncio de la décima muerte en detención migratoria en lo que va del año fiscal varias organizaciones de derechos humanos pidieron más información sobre la última víctima, específicamente en qué centro de detención estaba recluido y exigieron más transparencia sobre las investigaciones internas que la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE) realiza tras cada muerte.
El lunes, ICE anunció que Carlos Mejía-Bonilla, un salvadoreño de 44 años, había fallecido el sábado en un centro médico de Jersey City como resultado de un sangrado gastrointestinal. Mejía-Bonilla fue admitido al hospital el 8 de junio y falleció el 10 del mismo mes.
Pero organizaciones que vigilan las muertes de detenidos por ICE señalan que la agencia no ha dado a conocer en qué centro estuvo detenido Mejía-Bonilla antes de su crisis de salud y acusaron al gobierno de “retener información crucial”.
“ICE debe revelar públicamente en centro estuvo Mejía-Bonilla antes de morir”, dijo Ghita Schwarzs del Centro de Derechos Constitucionales. “Es preciso conocer esa información para entender esta tragedia”.
El Centro y otros grupos como Detention Watch Network calificaron este detalle como “falta de transparencia” que se añade a la negativa de la agencia federal de revelar el contenido de las investigaciones internas que realiza sobre cada uno de los casos en los que un detenido fallece en su custodia.
La Opinion solicitó a ICE el nombre del centro en el cual estaba detenido Mejía-Bonilla, y hasta ahora no se recibió respuesta.
Danny Cendejas, de Detention Watch Network, dijo que es preciso determinar la razón exacta de las muertes, particularmente a la luz de diversas investigaciones periodísticas y de organizaciones, que han hallado serias deficiencias en el sistema de atención médica de los centros de detención migratoria.
El pasado mes, por ejemplo, la organización internacional Human Rights Watch publicó un estudio encargado a dos expertos médicos independientes, que revisaron los cuadros médicos de fallecidos bajo custodia de ICE entre 2012 y 2015.
El resultado del estudio halló que “defectos sistémicos en el sistema de los centros de detención, resultaron en la mala atención médica que en algunos casos podría haber contribuido a las muertes prematuras“.
Uno de los casos detallados por HRW en el reporte es el del salvadoreño Raúl Ernesto Morales-Ramos, de 44 años, que murió en abril de 2015 luego de sufrir síntomas de cáncer durante dos años y pedir atención médica en repetidas ocasiones, para recibirla únicamente un mes antes de su muerte.
Lo único que recibió hasta entonces en respuesta a sus quejas fue pastillas de “ibuprofeno”, según una carta de su puño y letra citada por el reporte.
Más información sobre los resultados de la investigación en este video de HRW.
La situación estaría a punto de ponerse aún peor bajo la administración Trump. Human Rights Watch apuntó que ICE ha estado recibiendo reportes de atención médica deficiente por años, “pero no ha tomado medidas significativas”.
“El gobierno de Obama implementó varios nuevos programas destinados a mejorar la supervisión, pero estos procedimientos de monitoreo siguen siendo inadecuados, y la administración Trump ya ha anunciado planes para revertir muchas de estas reformas, incluyendo no incluir los estándares de detención más recientes para los contratos con las cárceles del condado”.
Los fallecidos bajo custodia este año fiscal
A continuación, algunos detalles sobre los diez migrantes fallecidos este año fiscal -que empezó el 1 de octubre- mientras se hallaban bajo custodia de ICE. Comenzamos con los más recientes y vamos hacia atrás en el tiempo.
Carlos Mejía-Bonilla, 44 años, salvadoreño. Causa de la muerte: sangrado interno y shock hemorrágico. Murió en Jersey City Medical Center el 18 de Junio el sábado 10 de junio, tras ser admitido el 8 de ese mismo mes. Mejía había sido arrestado el 1 de abril por agentes de ICE. Tenía dos casos de DUI y un arresto previo por el Border Patrol en 1993.
Vicente Cáceres-Madariaga, 46 años, hondureño. Murió de síndrome coronario agudo tras “desplomarse” mientras jugaba fútbol en el patio del Centro de Detención de Adelanto, en San Bernardino, California. Según ICE, Cáceres era tratado por “hipertensión y hernia umbilical” en el centro de detención. Había sido arrestado el 22 de mayo en North Hollywood y tenía una convicción por DUI y otra por fraude.
Atulkumar Babubhai Patel, de 58 años y de la India. Murió de paro cardíaco en el Centro de Detención de la Ciudad de Atlanta donde estaba detenido tras llegar sin visa ni permiso de entrada en un vuelo proveniente de Quito, Ecuador. Supuestamente tenía presión alta y diabetes cuando llegó al centro.
Jean Jiménez-Joseph, de 27 años, fue hallado sin vida con señas de estrangulamiento “auto-inflingido”, en una celda del dentro de detención Stewart de Lumpkin, Georgia. Jiménez, originario de panamá, fue arrestado en marzo luego de cumplir una condena por “hurto” en un vehículo motorizado. Jiménez estaba en una celda de aislamiento.
Sergio Alonso López, de 55 años, murió en un centro médico de Victorville, California, de sangrado interno. Según las autoridades, López tenía un historial de “salud delicada” con problemas de droga, cirrosis e hipertensión. El migrante mexicano había estado detenido en Adelanto (San Bernardino) desde el 7 de Febrero tras su arresto por ICE en Los Angeles. Según ICE, tenía una “larga” carrera criminal incluyendo convicciones por asalto, robo y posesión de droga y había sido deportado tres veces.
Osmar Epifanio González-Gabda, de 32 años, nicaragüense, se ahorcó en su celda en el Centro de Detención de Adelanto, en San Bernardino. Lo habían arrestado en la frontera el pasado 29 de diciembre y había sido previamente deportado en abril de ese mismo año.
Roger Rayson, de 47 años murió en un hospital de Lafayette Luisiana de paro cardíaco. Rayson era de origen Jamaiquino y al parecer ya tenía Non Hodgkin´s Linfoma cuando fue recluido, ,pero no se le diagnosticó hasta poco antes de su muerte. Estuvo detenido por ICE desde enero hasta su muerte en marzo y anteriormente sirvió 30 meses en la cárcel.
Wenceslau Esmerio Campos, un brasilero de 49 años, murió el 25 de noviembre en un hospital de San Antonio Texas por paro cardíaco, estaba detenido en South Texas Detention Complex en Pearsall. Campos fue detenido tres vedes entre 2005 y 2008 por manejar bajo la influencia del alcohol y deportado a Brasil en 2008. Volvió a Estados Unidos en octubre de 2016, cuando fue arrestado y detenido.
Raquel Calderón de Hidalgo, una de dos mujeres entre los diez fallecidos, tenía 36 años cuando falleció en noviembre. Según el reporte oficial, había estado detenida en Eloy Detention Center en Arizona durante seis días cuando “empezó a sufrir convulsiones”. Calderón era de Guatemala y no tenía antecedentes.
Olubunmi Toyin Joshua, de 54 años, una mujer de Gran Bretaña, murió en un hospital de West Texas en ocubre pasado, no se dió causa de muerte y según ICE “había sido hallada inconsciente” en su cama del centro de detención Rollin Plains de Haskell, Texas.
Cada día, el gobierno de Estados Unidos mantiene detenidos a cerca de 40,000 migrantes en proceso de deportación o asilo en uno de sus centros de detención civil, públicos o privados.