LAS VEGAS, NV.- El 19 de marzo del 2018 es la fecha límite para que los salvadoreños beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS por sus siglas en inglés) se re-inscriban por última vez al programa que les brinda la posibilidad de trabajar legalmente en Estados Unidos. Ahora dependen de que el Congreso les ofrezca una solución permanente, después de que el presidente Donald Trump decidiera cancelar el programa.
La determinación no solo tiene un impacto negativo para las familias inmigrantes, sino también para la economía del país. Una prueba de ello es la difícil situación que viven Flor Campos y su esposo, José Maldonado, residentes en Las Vegas, quienes hace 18 años dejaron El Salvador para buscar una mejor calidad de vida en Estados Unidos.
“Gracias al TPS nosotros hemos logrado tener nuestro propio negocio, una de las metas más grandes que hemos alcanzado en este país. Nos ha beneficiado enormemente, nunca pensamos que al llegar a Estados Unidos se nos iban a brindar esas oportunidades”, destacó Flor.
Desde el año 2007 Flor y José iniciaron un restaurante de comida centroamericana llamado ‘Locuilta’, y ahora tienen dos sucursales. Así han logrado contribuir a la generación de empleo y a la economía de Las Vegas.
“Cuando llegamos tuvimos que trabajar muy duro, yo empecé como mesera en restaurantes familiares latinos. Mi esposo y yo siempre pensamos que podríamos hacer algo en este país, debido a que en El Salvador tuvimos un negocio. Durante un año trabajamos doble turno, y ahorramos una cantidad de dinero porque no teníamos un crédito establecido para pedir un préstamo”, narró Flor.
Confesó a Inmigración.com que trabajar satisfaciendo el gusto de sus clientes con sus alimentos centroamericanos siempre fue su sueño, el cual ha cumplido hasta el momento. Lamentablemente ese sueño podría terminar próximamente, tras la decisión del gobierno de acabar el TPS.
“Ahora pienso que nuestro sueño y nuestras ilusiones de crecer se acabaron, porque esto apenas era el inicio de lo que habíamos planeado. Tenemos hijas, formamos una familia aquí, somos conscientes de que este país no es nuestro, pero sentimos que es parte de nosotros”, dijo Flor sin poder contener las lágrimas. “Me duele pensar que me voy a separar de mis hijas, que hasta aquí llegamos. Es muy difícil, son tantas preguntas sin respuestas”.
Gracias al TPS, Flor y José no solo han podido contribuir a la economía local con sus restaurantes, también han brindado una vida adecuada a sus dos hijas nacidas en EE.UU., de 15 y 7 años de edad. Aunque saben que los bienes adquiridos no los perderán, ya planean qué acciones tomar en caso de que tengan que regresar a El Salvador, pero aseguran que seguirán luchando.
“No nos podemos quedar ahí, lucharemos hasta el último momento. Estamos viviendo una situación muy difícil. Me voy a dormir y le pregunto a mi esposo ¿qué vamos a hacer? ¿nos vamos a ir?
Flor asegura que harán las cosas bien para mantener la frente en alto. “Si tengo que regresar a mi país, me iría orgullosa porque realizamos nuestros sueños y lo hicimos bien. Todo se puede y hay que echarle ganas hasta el último minuto”.
Flor Campos fue invitada especial de la senadora demócrata por Nevada, Catherine Cortéz Masto, para presenciar el discurso ‘Estado de la Unión’ del presidente Trump.
“Le agradezco tanto a la senadora por darme esa oportunidad, fue una experiencia muy bonita. La senadora Cortéz Masto trabaja muy duro por la gente inmigrante como yo, la gente que viene a este país y quiere hacer las cosas bien. Trabajan muy duro, yo lo vi”, dijo al conocer el trabajo legislativo de Washington DC.
Además de ayudar a su esposa con las labores de los restaurantes, José trabaja desde hace 14 años en la industria de hoteles y casinos de Las Vegas. Dice que ha notado cómo las medidas del presidente Trump han afectado especialmente a los trabajadores latinos, situación que repercute en algunos negocios locales.
“Hay muchas personas como nosotros que lo que hemos hecho es ser emprendedores no a esperar un beneficio, sino colaborar con la economía, porque el mismo dinero que hemos ahorrado lo hemos invertido aquí. No buscamos que nos regalen nada, solo que nos den la oportunidad de seguir trabajando aquí”, afirmó José.
El empresario salvadoreño dijo que el hecho de que haya inmigrantes que se estén mudando a otros estados como California o incluso regresando a sus países de origen, ha provocado una disminución en los clientes de su restaurante.
En ‘Olocuilta’ también hay trabajadores beneficiarios del TPS, y aunque no accedieron a compartir su opinión con nosotros, José aseveró que la situación de incertidumbre que viven es igual que el resto de los beneficiarios de este programa en toda la nación.
“Muchos tienen hijos aquí como nosotros, ellos están en la misma incertidumbre de buscar una solución, algo que les dé una respuesta para estar más tranquilos. Pensamos en nuestros hijos nacidos aquí, su futuro está aquí. Si regresamos a nuestro país el futuro será incierto”, consideró José.
Hasta el momento los legisladores en la capital del país no han llegado a un acuerdo en cuanto al futuro de los ‘dreamers’, situación que prolonga también la incertidumbre de los recipientes del TPS, sin embargo, la esperanza no se pierde.