SAN DIEGO, CA.– Jesús Méndez, un joven dreamer de la frontera en California, recientemente dijo a tres comités en el congreso –la bancada latina, la de legisladores de la frontera y la de congresistas progresistas–, que los soñadores que viven cerca de la frontera corren más riesgos.
Los dreamers que viven en la zona fronteriza están en mayor riesgo “porque una deportación puede ocurrir tan rápido como en una hora”, advirtió Méndez a los legisladores.
“Uno de cada cinco dreamers en el país vive en algún condado fronterizo con México, y hay que recordar que las autoridades tienen toda nuestra información confidencial”, destacó en su testimonio, una información que muchos congresistas no habían considerado.
El 17 de febrero del año pasado, al dreamer Juan Manuel Montes lo detuvo la patrulla fronteriza cuando caminaba por una calle de la ciudad de Calexico, California, unas 120 millas al este de San Diego. En ese momento no llevaba identificación, y en solo un par de horas fue deportado a Mexicali, Baja California, México.
“Para nosotros, deamers residentes de la frontera es urgente que el congreso apruebe el Acta del Sueño”, que permitiría solicitar la residencia legal permanente, comentó el estudiante universitario.
Cuando el congreso invitó a una delegación de la frontera de California a rendir testimonio, sin dudarlo se incluyó a Jesús Méndez. Tan solo en el condado de San Diego hay 40 mil dreamers –de acuerdo con la organización Alianza San Diego—y ahora no solo la oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) sino también la patrulla, pueden hacer detenciones lejos de la franja fronteriza.
“Es difícil mantener esperanzas en la aprobación de un Acta del Sueño, pero sí las tengo, porque yo no soy el único que es entrevistado sobre la situación de los dreamers, ni el único que habla de estas injusticias o que se moviliza”, reflexionó Méndez.
Jesús llegó a California con sus padres en 1998 a los seis años de edad; nació en Acapulco, pero creció en Coyuca de Benítez, también en el sureño estado mexicano de Guerrero.
En el condado de San Diego comenzó a perfilarse como líder juvenil cuando el programa de Acción Diferida para quienes Arribaron durante la Infancia o DACA todavía no se mencionaba.
Como integrante de la Coalición Juvenil de San Diego, Méndez comenzó a destacarse por su arrojo en sus años de secundaria y preparatoria.
Un día encabezaba a un grupo con pancartas que se ubicaba frente a la policía de San Diego con coros como “sin papeles, sin miedo”; otro día leía sus poemas bilingües sobre temas de migración en eventos en que se colaba y era bien recibido.
Con el tiempo organizaciones como la Coalición de Comunidades Fronterizas, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) y Alianza San Diego empezaron a invitarlo para participar en protestas y conferencias de prensa.
Se graduó en Estudios Chicanos en la Universidad Estatal en San Diego (SDSU) en mayo del 2016 y ahora ha solicitado estudiar una maestría en servicio social o consejería, “porque estoy muy interesado en salud mental en general pero especialmente en la salud mental de los inmigrantes e indocumentados”, confesó.
Considera que vivir como inmigrante indocumentado tiene un alto precio en salud mental, “es un problema grande que se ignora o del que se teme hablar, pero que se vive día a día por todos los inmigrantes en uno u otro grado”.
Mientras tanto, la lucha ahora consiste en convencer al congreso para que apruebe una ley Acta del Sueño “que no militarice la frontera”, dijo Méndez.
El dreamer concedió su entrevista a Inmigración.com cuando el presidente Trump declaró más abiertamente que a cambio de solucionar DACA exigía un presupuesto inicial de 18 mil millones de dólares para construir un nuevo muro fronterizo –su principal promesa electoral—y fondos para contratar más agentes fronterizos y de migración.
Jesús Méndez opinó que el presidente Trump “piensa que con una barrera física, la gente va a dejar de pasar. Pero si existe el hambre, si existe la injusticia en diferentes países del mundo, la gente va a seguir viniendo”.
Por razones como esas “la gente va a tratar de cruzar aunque le cueste la vida; y eso es lo que (el presidente Trump) no capta, o no quiere captar”, explicó Méndez.