“Dreamer” se juega el partido de su vida

FOTO3El "dreamer" Roberto Rivas, arriba primero a la derecha, con Franklin Square, su primer equipo de fútbol con en el que estuvo por 10 años, con 120 victorias, 12 empates, 20 derrotas. Roberto combina su pasión por el fútbol con la administración de un restaurante y espero que pronto se resuelva el limbo migratorio de DACA. Foto Inmigración.com/Cortesía de Roberto Rivas

NUEVA YORK.- Como administrador de un restaurante en Long Island -uno de sus dos trabajos- Roberto Rivas tiene como cliente a un fiel simpatizante del Presidente Donald Trump. “Yo ni siquiera sé por qué habla conmigo. Me hace muchas preguntas, por ejemplo ¿qué hago o qué puedo hacer yo por él?”, dice Rivas.

“Yo le explico que pago mis impuestos, que vea a las demás personas a su alrededor, lo que pueden hacer por él… trato de educarlo, en que no todos los salvadoreños somos de la Mara Salvatrucha”, afirma este reconocido entrenador de fútbol de Long Island, uno de los enclaves de salvadoreños más grandes de la costa este de Estados Unidos.

Desde hace varios años, Roberto, de 34 años, reparte su vida entre el restaurante Hurricane Grill & Wings, de Levittown, y su gran pasión por el fútbol. El fútbol pagó sus estudios universitarios en administración de negocios y ahora mantiene a su familia, conformada por su esposa de origen hondureño Dixsia Osorio y sus tres hijos. Por ahora se recupera de una cirugía en el hombro debido a una lesión deportiva y se prepara para un encuentro decisivo: luchar contra la deportación.

Roberto Rivas, izquierda, con uno de sus equipos infantiles en las ligas de fútbol de Long Island. Foto Inmigración.com / Cortesía Roberto Rivas

Roberto da el paso de salir a la luz como beneficiario de DACA en una comunidad predominantemente blanca y donde los inmigrantes han sido objeto de críticas y discriminación no solo por el Ejecutivo sino por autoridades locales y la policía.

“Mucha gente tiene miedo, pero por cada tres pandilleros que salen (en la noticias) deben de salir tres dreamers a dar la cara y romper los estereotipos”, afirmó.

En un laberinto legal

Roberto, de niño, emigró junto a sus padres y dos hermanos menores, desde la Isla Zacatillo, en el oriental departamento de La Unión en El Salvador. Llegó a Nueva York y recuerda que como indocumentados tuvieron que vivir con permanente temor de ser descubiertos. Trabajaron en la construcción, uno de los oficios más comunes para los inmigrantes.

A los 16 años tuvo una hija y trabajó duro para proveer, pero logró becas para estudiar en la Universidad y hacer carrera profesional en el fútbol, ya que cuenta con certificados de la National Soccer Coaches Association of America (NSCAA), la US Soccer Federation, el US Club Soccer-La Liga, entre otros.

Este es su cuarto año con DACA. Durante un tiempo tuvo TPS y permiso de trabajo pero como grupo familiar las cosas se complicaron y tuvieron que firmar la salida voluntaria. “Una abogada nos pegó una buena samaqueada (sacudida económica) y no nos solucionó nada. En total ya llevamos cinco abogados y ninguno ha movido papeles”, lamentó. Su madre, quien no tiene ningún estatus legal, a diferencia de su padre quien es residente, recientemente se acercó a otro abogado para tratar de librar la batalla decisiva.

Roberto Rivas, de espaldas, da instrucciones a sus alumnos de la academia infanto-juvenil East Meadow U9. Los niños tienen distintos contextos étnicos y económicos. Foto Inmigración.com/Cortesía de Roberto Rivas

La actual incertidumbre sobre DACA le afecta profundamente, por esa razón decidió salir a la luz y ser una voz en defense de los derechos de los inmigrantes, muchos de los cuales han sido sus alumnos en las canteras futbolísticas de chicos y grandes.

“La situación es muy amenazante. He hecho mi vida acá, solamente tengo un ticket de tránsito… pero si nos tenemos que ir… yo no conozco El Salvador”, dijo con preocupación. Su esposa también está en limbo migratorio, de forma que con su padre -el único que puede salir del país- han evaluado comprar un terreno y comenzar a construir una casa para todos como medida extrema. “Ese sería un cambio drástico especialmente para nuestros hijos, porque nosotros hemos trabajado duro para que ellos tengan sus comodidades”, apuntó.

Después que periódicos locales y de El Salvador publicaron su historia, Roberto Rivas ha recibido muchas muestras de apoyo y solidaridad, pero también uno que otro comentario negativo. “Me ha gustado mucho, porque los relatos cuentan la historia de nosotros, los que vivimos en el limbo. En el pasado y ahora he trabajado con personas adineradas y siento más confianza, me miran y al darse cuenta me han apoyado”, afirmó. “Yo cuento cómo en mi vida todo ha sido positivo. No hablo nada en contra del gobierno y esperamos que se resuelva pronto a nuestro favor”. 

La vida en el fútbol

Roberto afirma que su carrera de 16 años como entrenador de fútbol ha estado ligada a un componente de apoyo a la comunidad centroamericana inmigrante de Long Island. “Lo hice siempre gratis, he entrenado niños y universitarios. El primer grupo con el que comencé se llamaba Uniondale Wildcats, en 2002 y pudimos hacer un gran cambio, manteniendo a esos chicos fuera de la calle, ahora muchos son profesionales y padres de familia”, dijo.

Su trayectoria es reconocida y su trabajo habla por él. Luis Méndez dijo que “como asesor general de la Federación de Fútbol (Long Island), creo que el nivel de conocimiento futbolístico de Roberto es ejemplar, tiene la disciplina y la capacidad de pegar hasta el nivel más alto”.

Desde que jugó en el club al que yo pertenezco por más de 25 años (NY HOTA Bavarian Soccer Club) cuando estaba en su adolescencia, Roberto era un líder nato y de mucha responsabilidad. Él sabe que para mí aunque pasen los años, siempre estaré allí para apoyar sus pasos. Es un salvadoreño ejemplar ¡y eso yo siempre lo apoyo!”, sostuvo Méndez.

José Pesantez, hijo de inmigrantes ecuatorianos, recordó cuando Roberto fue su mentor y le abrió las puertas para enseñar fútbol a los niños de la comunidad y le expresa su agradecimiento.