Inmigración

Soñadores se arriesgan a ir a México pese a amenazas a DACA

DACA-Dreamers

El "soñador" Luis Fernando Tinoco, de 36 años quería despedirse de su abuelo, Gabriel Tinoco, de 90 años, quien fue hospitalizado esta semana en su natal Durango, en México, por un problema cardíaco. Foto EFE/Archivo

LOS ÁNGELES, CA.- Pese a las amenazas oficiales de eliminar el programa de Acción Diferida (DACA), 35 “soñadores” se arriesgarán en agosto a viajar a México y aprovecharán así la oportunidad de sellar en sus pasaportes un ingreso legal al país.

“Mi mamá es la que más está angustiada, yo voy con nervios por el regreso, pero tengo fe que voy a poder ingresar”, aseguró a Efe Francisca Mejía Campos, una de las estudiantes beneficiadas con el alivio migratorio establecido en 2012 por el entonces presidente Barack Obama.

Los llamados “dreamers” participarán en el Proyecto California México de la Universidad de Cal State Long Beach (CSULB), que por sexta ocasión otorga el aval a estudiantes indocumentados para que viajen al exterior para explorar sus raíces.

Este será el primer grupo que se arriesga a salir del país bajo el mandato del republicano Donald Trump, que ha puesto en marcha una agresiva política migratoria que podría amenazar la permanencia de DACA.

“Yo entiendo que lo puedan quitar en cualquier momento. Y el miedo siempre va a estar porque si quitan el DACA empiezas desde cero otra vez, pero hay que intentarlo, hay que crear resistencia”, aseguró José Rivas, quién hace parte del grupo.

“Lo que le inculcamos a todos los soñadores es a retar el miedo, y no podemos estar atados a las amenazas”, dijo a Efe Armando Vásquez, coordinador del proyecto.

En 2015 la iniciativa universitaria le abrió las puertas a los indocumentados y se convirtió en una insignia de la lucha de los soñadores para regresar a sus raíces.

Estudiantes de California, Nueva York, Colorado, Utah, Wyoming, Arizona, Wisconsin y Washington participarán este año en el programa, en su mayoría mujeres.

Ellos harán trabajo comunitario en 12 ciudades mexicanas para luego converger en la ciudad fronteriza de Tijuana, donde participarán el Segundo Seminario Internacional sobre Migración y Políticas Públicas, del 17 al 19 de agosto, para luego ingresar en autobús por la frontera de California.

“Hemos hablado con las autoridades fronterizas y estamos muy confiados que estos jóvenes van a regresar al país, junto con los profesores”, aseguró Vásquez.

La seguridad y el apoyo de Vásquez y la universidad es la que animó a Jennifer Jazmín Nava, estudiante de enfermería que llegó a EE.UU. a los 7 años de edad, a unirse al grupo.

“Si llego a perder el DACA, lo perdería todo, mi vida, mis sueños”, explica Nava, que ha podido trabajar en un hospital desde hace dos años y obtener su licencia laboral gracias al alivio de Obama.

Pero al igual que sus 34 compañeros de aventura, Nava cree que el hecho de salir del país también ayuda a la causa de los soñadores y además les abre una puerta en sus trámites migratorios.

En el regreso las autoridades de inmigración estamparán un sello de ingreso legal al país, una oportunidad para poder legalizarse por otra vía.

“Esto les permite ser elegibles para poder legalizarse por la petición de un cónyuge, o un familiar sin la necesidad de tener que pedir un perdón”, explicó Fernando Romo, abogado de inmigración.

Este sello fue el que le ayudó a Marcela Vásquez a legalizarse a través de la solicitud de su esposo estadounidense.

La estudiante de una maestría en CSULB viajó el año pasado entre el grupo de soñadores de este programa, y logró obtener el ingreso legal, que la hizo elegible para realizar la petición por matrimonio.

“Son muchos los beneficios y creo que por eso debemos unirnos cada vez más a esta clase de programas para crear una resistencia”, insiste Francisca Mejía.

Más de 150 estudiantes DACA se han visto favorecidos por este programa, y ya hay más de 75 más inscritos para un grupo que viajará en diciembre.

Actualmente hay dos proyectos en el Congreso que buscan la legalización para los amparados por DACA y una petición que le pide a Trump cancelar la medida en septiembre, y otra para que permanezca el beneficio a unos 800.000 estudiantes.

“Los soñadores van a seguir siendo un botín político, como lo fue en la era Obama, y creo que si es necesario llevaremos esto hasta la Corte Suprema para defenderlos”, aseguró Vásquez.

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