WASHINGTON.- Al afirmar que la “MS-13” amenaza la seguridad ciudadana en Boston (Massachusetts) y otras zonas del país, el fiscal general, Jeff Sessions, afirmó en esa ciudad que el Departamento de Justicia no dará tregua a esa pandilla, a la que acusó de sumar miembros de entre menores centroamericanos no acompañados.
Desde un tribunal federal en Boston, en el noreste del país, Sessions continuó su consabida advertencia de que las pandillas son uno de los múltiples retos que afronta el Departamento de Justicia para proteger a la población civil y, en ese sentido, mandó un mensaje contundente a los pandilleros y a integrantes del crimen organizado.
“Los vamos a cazar; los vamos a encontrar, y los llevaremos ante la Justicia”, sentenció Sessions, quien en las últimas semanas se ha embarcado en una campaña mediática contra las bandas criminales pero también contra las “ciudades santuario”.
“Como sabe esta comunidad de primera mano, la MS-13 es probablemente la pandilla más violenta y despiadada en las calles hoy en día… guiada por su lema de ´matar, violar, y controlar´, la MS-13 ha asaltado, violado, mutilado, y matado sólo porque sí”, dijo Sessions ante autoridades policiales.
Sin ofrecer cifras o datos concretos, Sessions repitió su queja de que la “MS-13” recluta para sus filas de entre menores centroamericanos no acompañados, “abusando” del programa administrado por una oficina del Departamento de Salud y Recursos Humanos (HHS) que atiende a esos menores mientras aguardan la resolución de sus casos en los tribunales de Inmigración.
Según Sessions, su visita en julio pasado a San Salvador, que describió como el “vientre de la bestia” donde se opera la pandilla, lo dejó convencido de que la “MS-13” representa “lo peor de lo peor”, y ha fortalecido su determinación de “contener y desmantelar a esta pandilla, grupo por grupo y miembro por miembro”.
“Este es EEUU. No vamos a permitir que grupos como la MS-13 u otra pandilla asedien a nuestras comunidades, para decapitar a individuos con machetes, bates de béisbol y cadenas, o que conviertan a lugares como Boston, Washington, D.C., y Long Island, Nueva York, en zonas de guerra”, prometió.
Es el mismo lenguaje beligerante que ha usado en su contra prácticamente en cada foro público, aún cuando diversos grupos cívicos han advertido contra la estrategia de Sessions de echar a todos los inmigrantes en el mismo saco con los criminales.
Sessions destacó el caso en Boston de una madre que presuntamente fue asesinada por un pandillero en frente de sus dos hijos, al tiempo que elogió los esfuerzos coordinados entre más de 400 agentes locales, estatales y federales contra la “MS-13”, a raíz de la presentación de cargos contra 61 de sus miembros el año pasado.
“Así es como precisamente vamos a desmantelar y derrotar a la MS-13: acusarlos de cualquier crimen que cometan, y mantenernos veloces y flexibles para asegurar de que los quitamos de las calles, los metemos a la cárcel, y los sacamos del país”, enfatizó.
En ese sentido, Sessions defendió una orden ejecutiva que emitió el presidente Donald Trump en contra de las organizaciones transnacionales criminales, y las instrucciones que su oficina ha girado para que las fiscalías estatales “renueven su atención en infracciones migratorias, específicamente cuando esos criminales tienen nexos con pandillas”.
Según cálculos del Departamento de Justicia, la “MS-13” tiene 40,000 miembros en todo el mundo, de los cuales unos 10,000 están esparcidos en algunas de las principales zonas metropolitanas de EEUU, incluyendo Boston, Nueva York, Los Angeles y el área de la capital estadounidense.
La semana pasada, pese a la objeción de los demócratas, la Cámara de Representantes aprobó, 233-175, una medida republicana que facilita la deportación de pandilleros indocumentados. Durante el año fiscal 2016, ICE deportó a más de 2,000 inmigrantes con antecedentes criminales que, según la agencia, eran pandilleros o estaban bajo sospecha de pertenecer a esos grupos delictivos.
Afuera del tribunal, como suele suceder donde quiera que vaya, decenas de activistas esperaban a Sessions con carteles y mensajes de rechazo a lo que calificaron como su “agenda anti-inmigrante”, gritando consignas en contra de las deportaciones y el prometido muro fronterizo de la Administración Trump.