NUEVA YORK.- Docenas de inmigrantes en Nueva York pidieron al JP Morgan Chase, principal grupo bancario del país, que “deje de lucrarse con el dolor de otros”, al financiar a compañías que construyen y administran los centros de detención para indocumentados así como cárceles privadas en este país.
Los inmigrantes, de diversas edades y países pero unidos por la amenaza de la deportación, colocaron unos 300 zapatos frente a la corporación en representación de familiares y amigos en los centros de detención y separados de sus familias, ante la mirada de curiosos y sorprendidos neoyorquinos, en la popular avenida Park.
“Queremos justicia”, “Chase escucha, estamos en la lucha” y “el pueblo unido jamás será vencido” gritaban los manifestantes, armados de pancartas con mensajes como “tu lucro es nuestro dolor” o “sí se puede”, quienes participaron en la marcha “separados de nosotros” a través de la Quinta avenida hasta llegar a la sede corporativa del JP Morgan en esta ciudad.
Durante la protesta, organizada por una coalición de organizaciones proinmigrantes, entregaron a un representante del banco 27.000 cartas con firmas recaudadas por todo el país en la que piden a la corporación que deje de financiar a GEO Group y Core Civic.
Estas son las principales empresas que gestionan cárceles privadas en Estados Unidos, cuya cotización bursátil subió tras el triunfo de Donald Trump.
En concreto, Geo Group donó en su momento 250.000 dólares a la campaña presidencial de Trump.
También pidieron al banco que James Dimon, el máximo directivo del mayor grupo bancario del país, deje de ser parte de un comité que asesora a Trump.
Los emigrantes marcharon precedidos por el mensaje “aquí estamos y no nos vamos” y portando consigo además fotos de emigrantes que aportan a la economía del país y que corren el riesgo de ser detenidos y deportados, lo que ha sido una prioridad de la administración del presidente Trump.
Los abucheos se escucharon varias veces en la popular avenida, como cuando los organizadores recordaron que el JP Morgan Chase había donado medio millón de dólares el año pasado al entonces aspirante republicano a la Casa Blanca.
Entre las muchas historias de inmigrantes figura la de Melissa Muñoz, que recientemente fue liberada de un centro de detención que administra CoreCivic después de 183 días, donde, asegura, enfrentó “el abuso y discriminación” como mujer transexual.
También la de la mexicana Perla López, que no olvida cuando a los diez años ella y su hermano fueron enviados a un centro en Arizona, donde estuvieron durante casi dos semanas, hasta que su madre logró su liberación.
De acuerdo con López, los siguientes seis años los pasaron prácticamente en los tribunales hasta lograr, hace dos años, que les concedieran la residencia a través de un programa especial para jóvenes inmigrantes.
Por su parte, Perla Torres, una activista transexual que representa a de la comunidad LGBT, tuvo “un mensaje claro” para Trump y las grandes corporaciones: que detenga el odio contra este grupo y todos los emigrantes que hacen “grande a este país” con su trabajo.
Recordó que los crímenes de odio han aumentado en el país. “Están sembrando el miedo en once millones de indocumentados y separando familias. Muchos de la comunidad LGBT, que estamos huyendo de la violencia en nuestros países, están siendo deportados”, indicó.
La activista Alexandra Fennel destacó que el miedo entre los indocumentados ha llegado al punto en que muchos no quieren dar información, “incluso para programas diseñados para ayudarles” como los de Churches United for Fair Housing.
“La gente tiene miedo de venir a los talleres (de orientación) porque no saben en quién pueden confiar, de ir a lugares seguros como iglesias porque no saben si serían deportados”, afirmó.
“Trump y corporaciones como el Chase está afectando a nuestra comunidad y haciendo millones de dólares por mantener a nuestras familias separadas, argumentó.