TUCSON, AZ.- El movimiento santuario, que nació hace 35 años en Tucson (Arizona), ha evolucionado para brindar refugio y apoyo a unos indocumentados que ahora más que nunca temen las políticas migratorias del presidente Donald Trump.
Bajo la nuevas directrices de la Casa Blanca, esta iniciativa optó por ampliar su ámbito de ayuda y no solo abre sus puertas para dar refugio a personas que lo soliciten, sino también informa a los inmigrantes sobre sus derechos y les brinda asistencia legal.
Y su alcance también aumentó notablemente después de que Trump jurara el cargo en enero pasado, pues el número de congregaciones que forman parte del movimiento santuario creció de 400 a cerca de 900, cifra que, prevén, siga aumentando.
Pero los retos son notables, y AmyBeth Willis, organizadora con la Coalición del Movimiento Santuario del Suroeste de Arizona, indica que los inmigrantes tiene más temor de compartir públicamente sus historias y las congregaciones también son más cautelosas debido a las “promesas” de la Casa Blanca de acelerar y aumentar el número de deportaciones.
Aunque este movimiento está acostumbrado a enfrentar momentos delicados desde que surgió en marzo de 1982, cuando un grupo de líderes religiosos y miembros de la Iglesia Presbiteriana del Sur en Tucson alzaron su voz y desafiaron al Gobierno federal.
Anunciaron entonces que estaban dispuestos a violar las leyes migratorias para proteger en esta iglesia a inmigrantes provenientes de países centroamericanos que escapaban de la violencia.
Esta decisión fue una respuesta a la muerte de 13 inmigrantes indocumentados procedentes de El Salvador que fueran abandonados por los traficantes de personas en el desierto de Arizona antes de ser encontrados por la Patrulla Fronteriza.
Otros 13 inmigrantes que sobrevivieron fueron puestos inmediatamente en proceso de deportación.
“Esta tragedia atrajo la atención de varias iglesias en Arizona que se unieron para dar ayuda a los refugiados centroamericanos que corrían un peligro de muerte si eran regresados a sus países”, dice a Efe Margo Cowan, una de las abogadas que participó en la fundación del movimiento.
No se sabe con exactitud cuántos inmigrantes fueron protegidos por este movimiento desde entonces, pero Cowan estima que en las cortes se representaron más de 3.000 casos.
Tras un periodo de relativa calma, este movimiento resurgió nuevamente en 2014 en respuesta a las políticas establecidas por la Administración del entonces presidente, Barack Obama, que tuvieron como consecuencia un aumento en las deportaciones y el fracaso en el Congreso federal de la aprobación de una reforma migratoria integral.
Willis explica que durante este periodo una veintena de personas pidieron protección en todo el país.
Uno de los casos más conocidos fue el de Rosa Robles Loreto, quien el agosto de 2014 pidió “santuario” en la Iglesia Presbiteriana del Sur en Tucson, donde permaneció 461 días mientras esperaba que la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) le permitiera vivir con sus hijos y esposo en EE.UU.
Willis indicó que en este periodo se enfocaron en casos de personas que, como Robles Loreto, que aunque no eran una “prioridad” para ser deportados, sufrían las consecuencias de un fallido sistema migratorio.
Con la llegada de Trump al poder, la necesidad de los indocumentados de pedir protección ha aumentado y solamente desde enero una treintena de indocumentados han solicitado “santuario” en el país.
“Cada coalición en sus comunidades locales deben determinar si el caso tiene posibilidades, sobre todo por la presión que vivirán”, explica Willis, que indica que por el momento siete de estos casos se ha resuelto de forma “positiva” y los inmigrantes han recibido algún tipo de alivio.
“A diferencia de antes, vemos que personas que entran en santuario tienen una base legal para protegerse, tienen un caso para tramitar asilo político, como una visa ‘U'”, indica.
Por contra, indicó casos como el de Robles Loreto, en los que los migrantes tienen a su favor el tener hijos estadounidenses y llevar años en el país, ya no tienen en estos momentos tantas posibilidades de éxito debido a las nuevas prioridades migratorias de la presente administración.