Washington, DC.- México afronta un reto sin precedentes al convertirse en un nuevo país receptor de inmigrantes mientras el sistema de acogida colapsa en Estados Unidos, afirmaron expertos consultados por el laboratorio de ideas Center for American Progress (CAP).
Los conflictos e inseguridad en Centroamérica y la política de “mano dura” aplicada en la frontera han propiciado, junto con el desarrollo económico de México, una nueva dinámica migratoria en el continente que requiere de una firme estrategia política, aseguró la organización en un informe presentado este martes 11 de diciembre.
Durante un evento celebrado en Washington por ese centro de estudios, el exasesor de América Latina del expresidente Barack Obama (2009-2017) Dan Restrepo consideró que México “tiene más voluntad de arreglar los problemas de inmigración que EE.UU.”.
“El Gobierno estadounidense quiere alentar una crisis migratoria”, afirmó Restrepo, quien culpó a la actual Administración de “colapsar” intencionadamente los mecanismos de acogida para detener sin éxito el flujos de migrantes.
A ese respecto, Maureen Meyer, directora para México de WOLA, una organización defensora de los derechos humanos, señaló que el sistema de asilo estadounidense está “rebasado” con un millón de solicitudes en espera.
Meyer dijo que mientras que los esfuerzos del Gobierno se han centrado en reforzar la seguridad de las fronteras, las peticiones de asilo de las personas allí concentradas quedan sin respuesta.
“La inmigración no se podrá frenar con medidas de contención, hay que generar una política de desarrollo común”, argumentó Meyer.
Según esta analista, el nuevo Ejecutivo de México, liderado por Andrés Manuel López Obrador, ha mostrado una mayor predisposición a desarrollar una estrategia política de gestión migratoria y ha rechazado recibir más dinero y apoyo de EE.UU., hasta ahora destinado a deportar a las personas que esperan en las fronteras.
“Alejandro Encinas dice que México va a definir sus políticas según sus intereses y que no van a ser un albergue para EE.UU.”, matizó Meyer, en alusión al nuevo subsecretario mexicano de Derechos Humanos, Migración y Población.
Sobre la transición de México para convertirse en un país de acogida para migrantes en vez de ser un centro de emisión, Meyer recordó que el año pasado en la frontera sur de EE.UU. se detuvo “a más inmigrantes de fuera de México que de dentro”.
Este nuevo reparto de equilibrios coincide con el aumento de solicitudes de asilo y llegadas procedentes de Honduras, Guatemala y El Salvador.