Tucson, AZ.- Mientras los estados de California, Wisconsin y Nuevo México decidieron retirar la Guardia Nacional de sus fronteras, el gobernador de Arizona, Doug Ducey, asegura que estos efectivos cumplen un importante papel en la seguridad nacional, según dijo a Efe un portavoz de la oficina de Ducey.
“Los miembros de la Guardia Nacional de Arizona continúan sirviendo como un multiplicador de fuerza a lo largo de nuestra frontera, son más insignias en la frontera ante las continuas amenazas de narcotraficantes y traficantes de humanos”, dijo Patrick Ptak, vocero de la Oficina del Gobernador.
“El gobernador aprecia los esfuerzos continuos de la Guardia Nacional para proteger la seguridad de nuestras comunidades”, agregó Ptak.
Arizona actualmente cuenta con 600 soldados de la Guardia Nacional asignados a la franja limítrofe, algunos de ellos provenientes de otros estados como Iowa, Illinois, Indiana, Kansas, Michigan y Pennsylvania.
En Arizona, la Guardia Nacional continúa asistiendo a la Patrulla Fronteriza en reparaciones de transporte, monitoreando cámaras de seguridad y en operaciones aéreas.
Estos soldados no tienen ningún contacto con los inmigrantes indocumentados, de acuerdo con la Patrulla Fronteriza.
El gobernador de Wisconsin, Tony Evers, anunció esta semana el retiro de 120 miembros de la Guardia Nacional asignados a la frontera.
A principios de este mes, la gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, fue la primera en anunciar el retiro de las tropas de la frontera que en su territorio colinda con México, asegurando que “no existe ninguna crisis en la frontera”.
Un anuncio similar lo hizo luego el gobernador de California, Gavin Newsom.
Por el momento, Texas es el estado fronterizo que cuenta con el mayor número de soldados de la Guardia Nacional, 1.200 en total.
El Gobernador de Texas, Greg Abbott, no se ha pronunciado sobre el retiro de la Guardia Nacional de otros estados, pero en el pasado dio apoyo a la Administración del presidente Donald Trump en el envío de tropas a la frontera.
Trump declaró el 15 de febrero pasado una emergencia nacional para financiar la construcción de un muro en la frontera con México, una drástica medida que se une a una lista en la que se han declarado desde 1976 un total de 58 emergencias, de las que 31 continúan activas.
Es una medida que otorga temporalmente al mandatario un poder especial para hacer frente a un problema cuando el país está “amenazado por una crisis, exigencia o circunstancias de emergencia” que no sean guerras o desastres naturales, según un informe de 2007 del servicio de investigación del Congreso.
Trump tendrá que argumentar, por tanto, que la llegada de inmigrantes indocumentados y de narcóticos a Estados Unidos por la frontera con México supone una crisis que requiere medidas urgentes y extraordinarias.