Denver, CO.- Con la llegada el lunes a Denver de más de medio centenar de migrantes centroamericanos, la capital de Colorado se ha convertido en uno de los destinos de estos grupos que ya no pueden ser recibidos por las organizaciones caritativas en las zonas fronterizas de Texas y Nuevo México.
El traslado de 55 de ellos desde El Paso, Texas (colindante con Ciudad Juárez, México), hasta Denver, un trayecto de 1.100 kilómetros, fue gestionado durante las últimas 48 horas entre Annunciation House, de El Paso, y la Coalición Santuario de Metro Denver, según indicaron ambas organizaciones.
El viaje se inició el sábado 11 y, tras una parada durante la noche en Las Cruces, Nuevo México, los migrantes llegaron la última madrugada a tres iglesias de Denver.
Son estas la Primera Sociedad Unitaria; que ahora aloja a 20 inmigrantes; la Primera Iglesia Congregacional Plymouth, con 10, y la Iglesia Comunitaria de Denver, que recibió a 25.
“Ellos buscan asilo para escapar de la violencia en América Central y en México”, indicó en un comunicado Megan Hope, miembro de la junta directiva de Annunciation House.
“Los números han aumentado tan rápidamente que la capacidad de los albergues en Texas y Nuevo México ha sido superada”, agregó Hope.
Con la excepción de una hondureña, las familias que llegaron a Denver provienen de Guatemala.
Todos ellos fueron procesados por el Servicio de Inmigración y Aduanas nacional (ICE) y luego quedaron en libertad en El Paso.
Pero esto sucedió sin que ICE o el Gobierno federal les proveyera alojamiento o comida, o información de organizaciones comunitarias.
El pastor Michael Hidalgo, de la Iglesia Comunitaria de Denver, convocó a los residentes locales a “unirse en una respuesta de misericordia, compasión y bondad”.
También pidió en un comunicado que los funcionarios públicos “trasciendan diferencias partidarias y debates” para sumarse a esa ayuda.
A su vez, el alcalde de Denver, Michael Hancock, ofreció su respaldo a los inmigrantes y reiteró que “Denver siempre será un lugar de bienvenida para quienes busquen asilo”.
“Ellos merecen nuestra compasión, no nuestra condenación”, aseveró Hancock.
Además de las tres iglesias mencionadas, otras organizaciones como Casa de Paz, el Comité de Servicio de Amigos Americanos (AFSC), y grupos de ayuda a personas desamparadas se movilizaron para proveer alojamiento, comida y recursos esenciales a las familias hasta el jueves.
Se anticipa que para ese día la mayoría de esas familias ya se habrá reunido con sus allegados o patrocinadores.
Como previsión de Denver reciba con regularidad similares grupos de migrantes, la Coalición Santuario establecerá un coordinador entre las iglesias y organizaciones benéficas “para responder rápidamente al llamado”, dijo Jennifer Piper, del AFSC.