MIAMI, FL.- El arzobispo de Miami, Thomas Wenski, y grupos civiles advirtieron hoy que las deportaciones de los inmigrantes que perderán a partir de 2019 el Estatuto de Protección Temporal (TPS) pueden ocasionar otra “tragedia” de separación familiar que afectará a por lo menos 273.000 hijos de inmigrantes.
En una rueda de prensa en Miami, Wenski hizo un llamado al Congreso a buscar “una solución permanente” para aquellos que gozan del Estatus de Protección Temporal (TPS) y no tener que revivir así el drama familiar que ha ocasionado la política de “cero tolerancia” con la inmigración del presidente Donald Trump, que separó a por lo menos 2.300 niños de sus padres en la frontera con México.
“Una deportación masiva sería una tragedia para todo el país”, expresó el arzobispo católico al explicar que se trata de inmigrantes con hijos estadounidenses o casados con ciudadanos de este país.
Wenski y grupos proinmigrantes hicieron hoy en Miami un llamado a los congresistas a no cejar en la búsqueda de una “solución política para la crisis humanitaria” que se avecina con el anunciado fin del TPS para inmigrantes de seis naciones.
Señalaron que por los menos 300.000 inmigrantes de Haití, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Nepal y Sudán, y sus familias, quedarán en el limbo tras perder dicho estatus migratorio.
Por su parte, Marleine Bastien, directora ejecutiva de la Red de Acción Familiar (FANM), dijo que fue “descorazonador” ver esta semana hasta niños “menores de 18 meses” apartados de sus padres.
“¿Qué hacemos si el Gobierno no hace nada?, ¿correr el riesgo de repetir las mismas imágenes?”, se preguntó la haitiana e instó a la comunidad a “pelear”.
Bastien urgió a las organizaciones a “convencer” al Congreso de la necesidad de una solución definitiva para estas comunidades.
La activista haitiana indicó que por lo menos 273.000 hijos de inmigrantes con TPS, unos 28.000 de ellos en el sur de Florida, se podrían ver obligados a separarse de sus padres una vez comiencen a expirar estos permisos temporales.
El próximo año vence el TPS para los nicaragüenses (5 de enero), haitianos (22 de julio) y salvadoreños (9 de septiembre), y el 5 de enero de 2020 expira el de los hondureños.
Según Bastien, Haití todavía enfrenta la crisis debido al terremoto de 2010, al igual que el resto de países centroamericanos aún viven tensiones sociales y económicas debido a convulsiones políticas.
El arzobispo Wenski dijo que estas familias no pueden volver a sus antiguos hogares, porque lo perdieron todo en sus países de origen, y consideró que la deportación es una “realidad muy triste” que enfrentan “a diario” las familias inmigrantes.
“No es una situación nueva para nosotros (la Iglesia católica), el Gobierno ha separado familias continuamente durante los últimos veinte años” como consecuencia de una política migratoria que no funciona, señaló.
“Trump puede hacerlo mejor”, dijo por su parte en la conferencia de prensa la estudiante Cristina Ponthieux, de padres haitianos beneficiarios de TPS.
“No es bueno para ellos (los inmigrantes) y no es bueno para ellos tampoco (el Gobierno)”, manifestó la niña de 11 años, que hizo un llamado a sus compatriotas y a los centroamericanos a no desfallecer.
“Si nos rendimos, todo lo que hicimos se va a ir a la basura”, expresó la menor.
En ese sentido Randy McGrorty, director ejecutivo de los Servicios Católicos Legales, instó a los inmigrantes a insistir en sus procesos migratorios, incluso sin TPS, al señalar que una de cada seis personas puede de alguna manera conseguir el estatus legal con las leyes actuales.