LOS ÁNGELES, CA.- Proteger de la deportación a los indocumentados, específicamente a las inmigrantes, mejora la salud mental de sus niños ciudadanos estadounidenses, asegura un informe elaborado por investigadores de universidades como la de Stanford.
El análisis cobra especial importancia en un momento en que el Gobierno analiza el futuro de la Acción Diferida (DACA), que ampara a cerca de 800.000 indocumentados, la mayoría jóvenes adultos.
“Los resultados de nuestro estudio muestran que la protección de DACA para las madres mejora la salud mental de sus niños”, declaró a Efe con rotundidad Jens Hainmueller, profesor de Ciencia Política y del Laboratorio de Políticas de Inmigración de la Universidad Stanford, y uno de los autores del estudio.
Hainmueller enfatizó que “al reducir los problemas de salud mental en estos niños pequeños, DACA tiene por lo tanto una importante cascada de efectos en mejorar los prospectos a futuro a todo lo largo de su vida”.
Los investigadores señalaron que antes de tomar una decisión sobre DACA hay que tener en cuenta “las consecuencias intergeneracionales de la Acción Diferida en la salud de niños de inmigrantes no autorizados, la mayoría de los cuales son ciudadanos estadounidenses”.
La investigación, publicada hoy en la revista científica Ciencia, calcula que más de 4 millones de niños nacidos en el país tienen, al menos, un padre indocumentado.
Con referencia a DACA, el estudio utilizó los registros en Oregón de Medicaid, el servicio médico público gratuito usado frecuentemente por inmigrantes indocumentados, y lo relacionó con las madres “soñadoras”, como se denomina a los beneficiarios de la medida aprobada en 2012 por el entonces presidente, Barack Obama, para otorgarles un permiso temporal de residencia y trabajo.
“La elegibilidad de las madres para DACA redujo en forma significativa los diagnósticos de problemas de ajuste y ansiedad entre sus niños”, asegura el informe.
El estudio define el desorden de ajuste como “una reacción a un factor de estrés identificado que lleva a una incapacidad para funcionar normalmente”, mientras la se caracteriza “por miedo extremo, ansiedad y trastornos conductuales relacionados que pueden conducir a angustia o impedimento”.
Así, en la época posterior al anuncio de DACA, (2013 a 2015) los niños de madres posibles beneficiarias de DACA (nacidas después del 15 de junio de 1981) experimentaron menos casos de desórdenes de ajuste y ansiedad que los niños de madres que no calificaban para el beneficio (nacidas antes del 15 de junio de 1981).
Los niños de madres elegibles para DACA presentaron en ese periodo una reducción superior al 50 % en los diagnósticos de estos problemas.
“Esta reducción, del 7,8 % al 3,3 %, ofrece evidencia de que la elegibilidad de las madres para DACA mejora sustancialmente la salud mental de sus niños”, señala el informe.
Los investigadores utilizaron datos de 5.653 madres nacidas entre 1980 y 1982 cubiertas por el Servicio de Emergencia de Medicaid y que tuvieron 8.610 niños entre 2003 y 2015, de los cuales el 73 % eran hispanos.
Según señaló Hainmueller, el equipo realizó “numerosas revisiones que apoyaron la fortaleza de los resultados”, utilizando distintos procesos estimativos para cotejar las cifras.
“Nuestros resultados ofrecen evidencia causal que apoya la teoría de que el estatus de inmigración de los padres no autorizados tiene importantes efectos intergeneracionales en el bienestar y desarrollo de los niños en familias inmigrantes”, recalcó el estudio.
La investigación calculó que para el momento en que DACA fue anunciado, aproximadamente 200.000 niños tenían padres que llenaban los requisitos para ser elegibles para el permiso.
También resaltó que en estados con alta población indocumentada “como California y Carolina del Norte entre el 90 % y el 99 % de quienes reciben servicios de emergencia de Medicaid son inmigrantes no autorizados”.
El informe advirtió de que “la exposición al estrés y la adversidad en la niñez no solamente causa mala salud y problemas de desarrollo en el corto plazo: los problemas pueden persistir en la edad adulta”.
“Los desórdenes de salud mental en la infancia están relacionados con otros retos posteriores en la vida como problemas en la escuela, problemas de salud a largo plazo e ingresos más bajos”, concluyó Hainmueller.